La nadadora olímpica venezolana Paola Pérez, de la disciplina de aguas abiertas, espera cerrar su carrera profesional con broche de oro en los Juegos Olímpicos de París 2024. A sus 30 años de edad se confiesa cansada. Quiere darle la oportunidad y apoyar a nuevas generaciones.
Está residenciada en Santiago de Chile, donde se alista para participar en las competiciones que se desarrollarán en los próximos meses como parte de su preparación. Pide ayuda o financiamiento para costear los gastos correspondientes a su riguroso entrenamiento y cumplir su sueño de regalarle al país la medalla más valiosa de las olimpiadas.
De una familia de atletas y deportistas, Pérez emigró hace años de Venezuela porque las condiciones en el país no eran las adecuadas y no tenía posibilidades de prepararse. Esa crítica la dejó muy en claro y fue suficiente para ganarse la mirada de reojo del Estado venezolano.
Quizá el momento en el que quedó evidenciada la falta de apoyo fue hace tres años, cuando sufrió hipotermia en la prueba femenina de 10 kilómetros en la laguna Bujama, en Perú. No tenía un traje de baño de neopreno, necesario para mantener la temperatura corporal, que las autoridades deportivas le debieron garantizar
Se ha mantenido constante en su crecimiento a pesar de las dificultades que le ha tocado vivir. En enero alcanzó la mejor marca técnica absoluta en el Campeonato Nacional de Verano de Chile y a finales de febrero logró oro en los 5 km del Campeonato Nacional de Aguas Abiertas de la Federación Chilena de Deportes Acuáticos. También consiguió el primer lugar en los 3 km de la categoría Master B.
En agosto del año pasado, la atleta quedó en la posición número 20 de la prueba de aguas abiertas en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Expresó su confianza en que tendrá el mejor rendimiento de su vida en París porque, aseguró, ha tenido buenos resultados en los entrenamientos y en las últimas competencias.
La nadadora regresará al país en los próximos días. Tiene prevista una reunión en Caracas con Mervin Maldonado, ministro de Deporte, para exponerle el plan de trabajo correspondiente a su preparación para las olimpiadas y los objetivos planteados. También cumplirá con el cronograma de la Federación Venezolana de Deportes Acuáticos y participará en una competencia en la represa de Uribante Caparo, en su Táchira natal.
Dijo que será prudente con sus expectativas sobre la posibilidad de que finalmente el Estado venezolano la apoye con recursos porque en otras ocasiones ha quedado desilusionada. Luego de revelar que pensó en el suicidio y los días difíciles que vivió, Pérez aseguró que no permitirá que sus sentimientos y emociones se vean perjudicados ni por el desinterés ni por las personas que la critican en redes sociales.
—¿Cómo va su preparación para los Juegos Olímpicos de París 2024?
—Me estoy preparando muy bien, organizadamente. Creo que la organización, apenas empieza el ciclo olímpico, es fundamental. Es lo que estoy aplicando ahora, junto con mi entrenador Johndry Segovia, planificando todo desde un principio y, como han visto en mis redes sociales, buscando los recursos para ir a las mayores competencias que se puedan. Ya la Federación Internacional de Natación lanzó su calendario de aguas abiertas. Afortunadamente este año son solo cuatro y puede ser mucho más fácil recaudar el dinero. En anteriores temporadas eran incluso hasta ocho competencias.
—Vive en Chile. ¿Solo entrena allí?
—Estoy entrenando solo en Chile. Cuando llegué de Tokio tenía pensado irme a otros lados, pero me di cuenta de que aquí estaba bien, de que se me estaban abriendo muchas puertas y ya tenía la posibilidad de nadar doble jornada. Y dije ‘a mí no me importa adónde entrene, siempre y cuando tenga la piscina donde pueda entrenar; aquí es donde tengo que estar’. Y volver a vivir ese proceso migratorio, de papeles, toda esa situación, también me frenó un poco y preferí quedarme aquí. Estoy entrenando de lleno aquí, trabajo con la rama de natación, estoy en la categoría infantil, y por ahí, siempre que salga algo que pueda hacer y que me genere ganancias, también lo hago. Así que ahí vamos.
—Es difícil. Estar en una situación migratoria, entrenar, trabajar, comprar los equipos que, entiendo, son costosos y hay que aprovechar cualquier oportunidad que se presente e incluso sacrificar algunas cosas. Finalmente, ¿qué ocurrió con su teléfono celular?
—Con lo del teléfono tuve mucha interacción con la gente, la verdad es que se mostraron bastante interesados. Muchas personas me decían que no lo vendiera, pero al final esto es parte del proceso, cuando uno quiere lograr algo tiene que desprenderse de cosas para que otras nuevas puedan llegar. Ya lo vendí, gracias a Dios se lo vendí a una amiga, así que ese celular se va a mantener cerca. Igualmente ella me hizo la donación de un traje de neopreno y lo voy a usar. Todavía no he visto qué marca es para saber si cumple con las reglas, pero quiero dejarlo para cuando los niños de la categoría Junior en de Venezuela vayan a viajar, lo necesiten y no tengan. Aportar eso a la Federación cuando los niños necesiten viajar y competir. Espero que el traje cumpla con las reglas para que lo pueda usar. Aparte del teléfono, me di cuenta de que la gente estaba bastante interesada y creo que me va a tocar empezar a vender cosas así para que la gente se quede con algo de mí en este trayecto hacia París, que cada vez se acerca más.
—¿Qué incidencia tiene en usted la búsqueda de financiamiento para costear los gastos de tus entrenamientos y competencias? Se supone que un deportista debería contar con el apoyo directo del Estado.
—Uno debería tener todos esos gastos cubiertos y no tener que armar logística ni nada de eso porque se sale un poco de lo que uno como profesional tiene que hacer. La idea es que uno solamente se dedique y se concentre a entrenar y que esa logística de la competencia esté armada. Nada más subir al avión y ya, pero a veces las cosas son así y yo de verdad tengo esta meta. Ya no es un sueño para mí, ya lo estoy materializando. Sé que tengo que trabajar duro y si me toca enfrentar todas estas situaciones, lo haré porque es algo que quiero. Los sueños están en nuestras manos y no dejaré que dependan de nadie, sino de mí. Y si puedo contar con el apoyo de todos los venezolanos, para mí será genial. Porque sé que hay mucha gente que me apoya. Cuando estoy cansada y me cuesta pararme a entrenar pienso en que hay gente que cree en mí.
—Faltan solo dos años para París. ¿Qué espera hacer en este tiempo?
—Quiero ir a todas las válidas del mundo que se puedan. Cuando uno participa en las válidas mundiales acumula puntos en el ranking. Nosotros no clasificamos a las olimpiadas por ranking, pero sí se me pueden dar muchas posibilidades, hacerme notar ante la federación internacional, se me pueden abrir puertas, sonar más.
—¿Cómo digiere todo el apoyo que recibe?
—Al principio me sentía presionada y dije: ¿por qué me voy a sentir presionada si lo puedo hacer? Mucha gente lo ha logrado. No me voy a presionar porque la presión se convierte un poco en hostigamiento y no podía dejar que me afectara de esa manera, sino más bien ver el apoyo, y se siente bonito que la gente entienda que es un proceso difícil y que también apuesten a uno. Comencé a verlo de la mejor manera: es un apoyo que necesito y que eso se puede hacer realidad. Tengo mis dos brazos, mis dos piernas, me falta un poquito de tamaño, pero eso no es un impedimento. Igual haré el resto y sé que, como yo, hay otras personas que están en ese proceso en el que se sienten agobiadas, atadas de manos, que no consiguen una salida; yo en un momento también me sentí así y dije que no. Busqué la manera, no me quedé en mi cama esperando para siempre ni con ese sinsabor de no haberlo intentado. Entonces prefiero hacerlo y poder ayudar a muchas personas que están en ese malestar, que se recuperen y que salgan adelante. Al final todo pasa.
—Con esa presión que comenta, y ante la gente que fácilmente critica en las redes sociales, cualquiera se vuelve más vulnerable. ¿Cómo maneja el tema de la salud mental después del proceso tan difícil que vivió?
—Es difícil, no podría decir a ciencia cierta qué es exactamente porque es una fórmula que va acorde a cada persona. Cada quien busca su fórmula. A mí me funcionan unas cosas, a otras le funcionan otras. Un día mi entrenador me dijo una frase que uno la escucha en todos lados, que es ‘no te tomes nada personal’, pero ese día la entendí de una forma diferente; me acosté a dormir y dije ‘es verdad’, hay mucha gente que no entiende y que juzga a uno, pero al final es mi sueño y tengo que seguir hacia adelante para demostrarme incluso a mí misma que hay comentarios que duelen, que son difíciles, pero no importan. Al final es algo que me va a ayudar. Lograr esa meta me va a llenar a mí. Entiendo que lo hago por mí porque me gusta, y no tengo que demostrarle nada a esa persona que me dijo que yo no servía. Y cuando lo haga el resultado hablará por mí misma. La salud mental creo que va a acompañada de la inteligencia emocional. De una depende la otra, y creo que tenemos que resolver nuestros problemas internos, incluso hasta con nuestro propio pasado para poder tener esas respuestas que a veces nos agobian y así poder seguir adelante con nuestras vidas.
—Mucha gente subestima la salud menta. Hay quienes no entienden ni comprenden el impacto a nivel emocional que pueden tener algunas acciones y comentarios.
—Sí. Creo que eso también tiene que ver mucho con la cultura deportiva de nuestro país, que, a pesar de ser amante al deporte, no se le ha enseñado cómo es llegar, porque nada más le hacen publicidad a los atletas cuando ganan, pero no muestran la parte de cómo lo logran. Creo que mostrar un poco eso puede hacer que las personas que no lo practican entiendan porque si no tienen la menor idea de cómo se llega hasta allá, obviamente será fácil criticar a alguien porque no ganó. Pero si ven cómo se preparan, si siempre se está enseñando cómo es este proceso, quizá se entienda todo lo que uno hace. Que haya un registro de cómo se llega.
—¿Los comentarios y las críticas que ha hecho de las condiciones del deporte en Venezuela y del financiamiento, incluso contar que en algún momento pensó en el suicidio, ha afectado su carrera?
—Cuando me estuve preparando para Tokio, todo ese ciclo olímpico, sí. Por supuesto que me afectó y yo creo que incluso una de las causantes de mi depresión fue el olvido en el que quedé, que no me prestaban atención. Y como se acostumbra en que se apoya después de que uno obtiene el resultado y yo no tuve resultados, eso me afectó cada vez más porque pensaba en que no me iban a apoyar, que no me prestarían atención, y que las aguas abiertas en mi país iban a morir. No tanto porque yo no vaya, sino que la disciplina en mi país iba a morir. Esa fue una de las causas que ayudó mucho a la depresión y la que más me atormentaba. Pero ahora lo veo de la mejor manera, decidí tomar todo eso como aprendizaje, hacer muchas cosas, trabajar, dedicarme a entrenar, ser más profesional bajo mis propios medios. Eso al final me dejará un crecimiento personal para mi retiro. No retirarme con las manos vacías. Sí, me tocó vivirlo, es mi proceso y lo acepto con la mayor de las responsabilidades y amor que puedo.
—Después de todo, ¿las autoridades venezolanas han expresado su interés en apoyarle? Hace unos meses Nicolás Maduro dijo que había disposición en apoyar a los deportistas para París.
— A raíz de que lancé mi video se comunicaron conmigo.
—¿El video del teléfono?
—Sí.
—¿Qué le dijeron?
—Me preguntaron cómo estaba, cómo me encontraba. Respondí que estaba bien. Me dijeron que vieron que tuve que vender mi teléfono. Y yo: ‘Sí, claro, es que tengo que alimentarme, pago alquiler, necesito recuperarme, comprar suplementos, por eso lo hice’. Y me dijeron que les avisara cualquier cosa. Ahora que voy a Venezuela le escribí al ministro Mervin Maldonado para informarle que estaría en Caracas algunos días, para que hiciera tiempo y me atendiera porque no puedo ir hasta allá a esperar 10 horas para que me atiendan porque tengo que seguir con mis entrenamientos. Y de una vez me pidieron que pasara el plan de trabajo, lo que tenía pensado, ya lo pasé. Pero tengo que explicar la preparación que quiero, por qué la quiero y cuáles son los objetivos de hacerlo como lo tenemos planeado. Pero no me han enviado dinero ni nada por el estilo.
—Va a intentarlo.
—Claro. Voy por los canales regulares como tiene que ser, sin esperar que sea así, ya no voy a vivir ilusionada como antes porque cada vez que uno se ilusiona y las cosas no salen, le rompen el corazón. Yo de verdad quedé muy rota y dije que no iba a permitir eso, que mis sentimientos y mis emociones son indispensables y soy yo la encargada de cuidarlos.
—¿Cuándo viene a Venezuela? ¿Qué tiene planificado hacer en el país? ¿Es un viaje de trabajo, familiar?
—Quisiera que fuera un viaje familiar, pero eso serían vacaciones y yo no tengo eso, así que voy a cumplir con el cronograma de la federación, que en su calendario puso que había una competencia el 25 de marzo, pero voy a asistir porque ya se acabó el ciclo olímpico y volvemos otra vez a clasificar para ver si podemos seguir en las selecciones. Entonces voy para a esa competencia, también hay otra en la represa de Uribante Caparo, en Táchira, y aprovecharé que estaré allá para esa competencia. Esa represa fue mis primera aguas abiertas cuando tenía 14 años, y el Táchira ahorita se está reponiendo, está volviendo a agarrar aire, tiene otro ambiente y para mí es todo un honor poder ir hasta allá después de muchos años y volver a participar en las aguas abiertas de la represa, que era un evento emblemático. A mucha gente le gusta ir para allá y volver a retomar eso para mí es honor, participar y cumplir con los compromisos de mi carrera.
—¿Y regresa a Chile?
—Sí. Voy y regreso rápido. Tengo trabajo y entrenamiento.
—En ese país, ¿cómo ha sido la aceptación? ¿Tiene todas las herramientas para entrenar profesionalmente?
—Afortunadamente me ha ido bien, no puedo quejarme. Quisiera obviamente más, pero estoy trabajando en eso. No cuento 100% con todos mis equipos porque unos son muy costosos para el nivel profesional en el que estamos, los estudios que quiere hacer mi entrenador, muchas cosas. Unos implementos son más caros que otros, nos faltan aún, pero la idea es buscar los recursos con las competencias también, entonces vamos trabajando en eso, enfocándonos en mantener el ritmo, en mejorar la intensidad, que nos está yendo muy bien. Los entrenamientos y las competencias lanzan muy buenos resultados y seguimos mejorando. Y las herramientas que me sigan faltando, pues, ahí vamos, porque siempre sale una cosa nueva para estudiar otros valores y, con respecto a los entrenamientos, los trajes de baño se van desgastando con el tiempo, los de competencia también. Son algunos costos y buscamos la manera de cubrirlos, pero no tengo 100% todo, como debería ser.
—¿Cuánto cuestan sus implementos?
—El traje de baño de competencia fastskin, que es para agua cálidas, cuesta, por barato, un aproximado de 300 dólares y su efectividad es para 5 competencias, después no hace el mismo efecto acorde con la tecnología que tiene la tela. A los trajes de baño de entrenamiento sí les doy poco uso; supongamos que tengo varios y los voy rotando porque el químico los acaba rápido, entre 2 y 3 meses, y cada uno cuesta entre 30 y 40 dólares, dependiendo de la marca y la calidad. El gorro, cuando uno corre, con suerte dura mucho, pero cuesta 15 dólares, los lentes que tengo son polarizados y cuestan entre 50 y 70 dólares. Y en las aletas, las tablas y los demás implementos se van 800 dólares más o menos.
—Es una inversión constante.
—Y sin contar, por ejemplo, las suplementaciones. En estos días estaba haciendo el costo mensual y solo en suplementos son 300 dólares.
—Había comentado que está dispuesta a hacer o hace otro tipo de trabajo cuando se da la oportunidad, ¿cómo lleva su vida?
—Vender mis cosas personales, ya eso es bastante difícil. A veces me piden que dé clases en mis días de descanso, que es como el domingo o en la semana; a veces que si cuidar a un perrito, aunque no es complicado, pero sí es mucha responsabilidad. Si hay algún evento y necesitan personal para trabajar. Lo que salga y crea que pueda hacer, lo hago. Por ahora solo trato de aceptarlos los días de semana porque el descanso es muy valioso a la hora del entrenamiento. Cuando uno trabaja bien asegura una buena competencia.
—¿En cuanto pudo vender su teléfono?
—Me lo voy a reservar porque si digo el precio podrían decir que lo regalé. Pero en el momento mucha gente me dijo que lo subastara, pero era un proceso que yo no sabía cómo manejarlo y de verdad necesitaba el dinero en tres días porque tenía que pagar el boleto para ir a Venezuela; entonces tenía que ser rápido porque sino me iba a salir mucho más caro y, a parte, tenía que pagar el alquiler, ya se venía la fecha de pago y a veces hay lugares donde si no pagas te cobran una multa, entonces tenía que venderlo ya. Pensé que me iba a demorar más, pero la receptividad de la gente fue increíble.
—Tiene la convicción de que llegará a París. ¿Cómo espera que sea su desempeño?
—Va a ser el mejor que tendré en mi vida. Voy a cerrar mi carrera con broche de oro.
—¿Por qué cerrarla?
—La carrera profesional no es como la pensaba, o como nos toca a nosotros representando a Venezuela, es bastante desgastante. Sí se puede hacer, pero ya no sé si pueda después de París ir a otro ciclo, de verdad que es muy agotador. Así logre la mejor actuación de mi vida, que la voy a tener, mucha gente me dirá que siga, que estoy en mi mejor momento, pero tampoco puedo seguir esforzándome; llega un punto en el que a veces me quiebro, ya como profesional voy a lograr mi mejor momento y hay cosas más allá de eso. Las cosas a veces se acaban, mi cuerpo no siempre seguirá siendo el mismo, no es que sea un impedimento, pero cada vez se pondrá más cuesta arriba. También quiero darle la oportunidad a otras personas, que las aguas abiertas en nuestro país surjan, ayudar a las nuevas generaciones. Me estoy enfocando en eso para que en el momento en el que me retire ese proyecto haya avanzado y no esperar tantos años para recuperar la natación venezolana. Sé que es difícil, y mi idea es explicar a esa generación cómo tiene que ser el proceso o cómo lo pueden hacer, ayudarla. Tengo muchos años en esto, podría decir que la mayor parte de mi vida fue a nivel profesional.
—En las condiciones que conocemos ha sido un proceso rudo.
—Es muy bonito, pero como nos toca a nosotros es demasiado sacrificado. Voy a estar muy cansada, quiero poder levantarme tarde sin escuchar la alarma. Más que todo por eso, porque no quiero seguir, tengo que tener como veinte Paola para lograrlo. Ahorita sé que puedo por la energía que tengo y porque siento que es un nuevo comienzo, y estoy muy entusiasmada y lo quiero hacer. Estoy muy emocionada, pero llegará un momento en el que voy a adquirir más responsabilidades y voy a tomar más tiempo. Y para hacerlo como yo lo quiero hacer no me van a dar los tiempos.
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