Y fue en el Rogers Centre de Toronto, la fresca tarde del domingo 22 de agosto, donde Miguel Cabrera formalizó su inscripción como miembro del Club de los 500 jonrones. A la 1 de la tarde y 7 minutos el principal Nick Maharley cantó “Play Ball!”. En el cuarto puesto de la alineación le llegó su primer turno en el segundo inning, dominado con fly a la zona de foul de la inicial.
Recuerdo la primera vez que vi a Miguel Cabrera en un estadio. Todos estábamos pendientes de él. La mayoría, si no todos, jamás le habíamos visto dar un batazo, pero él era “Cabrerita”.
Fue el 22 de enero del año 2000, apenas contaba 16 años de edad. Estaba ahí porque había sido invitado al juego de softball benéfico organizado por Omar Vizquel para recaudar fondos destinados a recuperar una escuela afectada por el deslave de Vargas, ocurrido en diciembre de 1999. Meses atrás, el jovencito de Maracay había firmado con los Marlins. Recibió un bono de 1 millón 800 mil dólares, y fue noticia.
Lo precedía su leyenda como niño prodigio del béisbol. Había salido en la prensa, en una entrevista publicada por El Nacional que le hizo la periodista Hilmar Rojas, quien ya conocía historias de las cualidades que vieron los scouts. Ella también es de Maracay y allí el muchacho tenía fama desde niño. Por un vecino que conocía a la familia del prospecto, Hilmar Rojas consiguió contactarlos y se fue a la casa de los Cabrera, en “La Pedrera”, con el fotógrafo Jacobo Lezama.
A los 15 años sacaba la pelota del José Pérez Colmenares. No era que la enviaba a las gradas, no. La sacaba del parque, por donde estaba el samán —recuerda Hilmar Rojas, 22 años después.
Recordamos que su descubridor, el cazador de talentos Germán Robles, le habló del talentoso jugador a Miguel Ángel García, quien era supervisor de scouts de los Marlins en Venezuela. Miguel Cabrera tenía solo 14 años en ese momento. Contaba García que, además de sus herramientas, su actitud también le impactó. La firma ocurrió el 2 de julio y días después Hilmar Rojas hizo la entrevista que resultó en un magnífico retrato del muchacho, con foto de Jacobo Lezama.
En aquel juego había figuras como Andrés Galarraga, Bob Abreu, Edgardo Alfonzo, el lanzador nicaragüense Dennis Martínez, David Concepción, entre otros. Omar Vizquel justificó su invitación con una sentencia que soltó sin dudar: “¡Va a ser una estrella!”. Aquella tarde el maracayero le dio un hit a Ugueth Urbina, así que no pasó desapercibida su participación.
Debutó con los Tigres de Aragua al año siguiente, y será inolvidable para la afición tigrera que con 18 años de edad fue clave en el regreso de los aragüeños a una final después de una década. Dio tres cuadrangulares en la semifinal. Su historia con los Tigres quedó escrita desde entonces. Sin duda es una de sus más grandes figuras, al lado de David Concepción y de Rod Carew, por citar a dos históricos.
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