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El deporte venezolano está de luto. La pérdida de Francisco «Morochito» Rodríguez a los 78 años significa mucho, porque más allá de ser el primer campeón olímpico del país, deja un legado que hay que recordar.
El boxeador nacido en Cumaná le regaló a Venezuela un día inolvidable, que está marcado en letras doradas en el calendario deportivo.
El 26 de octubre de 1968, en una final que se celebró en el Arena México de la capital azteca, se impuso en la categoría peso mosca- junior al coreano Jee Yong-Ju y así logró colgarse la presea dorada. Venezuela, que ha tenido a lo largo de su historia grandes pugilistas, sacó pecho gracias a un cuadrilátero.
El hito del sucrense fue tal que el país presumió y disfrutó de su éxito en suelo manito durante mucho tiempo. Específicamente durante 44 años, justo cuando Rubén Limardo acabó con la sequía y se proclamó campeón olímpico en la espada durante los Juegos de Londres 2012.
Pero más allá de esa gesta, Rodríguez era un boxeador de alta calidad. Forjado desde muy pequeño.
De hecho, en la categoría minimosca llegó a ser campeón panamericano en dos ocasiones: Winnipeg (Canadá) en 1967 y en Cali, Colombia, en 1971.
Le decían «Morocho o Morochito» porque tenía una hermana de nombre Alida que era su gemela. Además, provenía de una familia numerosa y humilde, ya que eran 14 hermanos y todos ellos tuvieron que salir adelante a pesar de las limitaciones económicas.
En el caso de Rodríguez aún más, porque no tuvo una educación normal. El deporte era su bastión para salir adelante. Y vaya que lo logró.
Cuando tenía 11 años un amigo suyo lo motivó a incursionar en el mundo de los guantes y a partir de ahí todo cambió.
A Rodríguez lo entrenaron grandes mentores como Pedro Acosta o Ely Montes, y su desarrollo fue tal que solo le podía deparar el éxito. Ese que llegó en los Panamericanos y en los Juegos Olímpicos.
Su preparación para México 1968 duró seis meses, los suficientes para traer a Venezuela el oro.
Dicen que cuando llegó al Aeropuerto Internacional de Maiquetía «Simón Bolívar» lo esperaron más de 10.000 personas, dispuestas a recibirlo como se merecía. Era el nuevo héroe de la patria de Bolívar.
Se casó con Carmen Sabina Blondell, y según algunas versiones, fue ella quien le enseñó a leer y escribir. Tuvieron seis hijos.
Desde 1988 forma parte del Salón de la Fama del deporte venezolano.
Un reconocimiento que habla mucho de lo que fue la carrera de «Morochito» Rodríguez, un campeón forjado por la vida.
La Junta Directiva del Comité Olímpico Venezolano lamentó la pérdida del pugilista que hizo «sonar» de manera inédita «nuestro himno» en la magno evento universal.
El ministro del Deporte, Mervin Maldonado, señaló en redes sociales que los restos del boxeador serán velados en la funeraria Vallés de Caracas y luego será trasladado al Instituto Nacional del Deporte donde se le rendirán los honores oficiales.
Ha cambiado de paisaje nuestro Francisco "Morochito" Rodríguez 🙏Gloria del Boxeo y del Deporte venezolano, de quién siempre estaremos orgullosos por tantas alegrías que le regaló a la Patria, nuestro primer medallista de Oro Olímpico.
¡Gracias por tanto querido Morochito!🙏 pic.twitter.com/oigAMrS5nr
— Mervin Maldonado (@MervinMaldonad0) April 24, 2024
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