A puertas cerras y con poca feligresía la Diócesis de Maturín celebrará este sábado 31 de octubre su Misa Crismal, la cual no pudo realizarse como comúnmente se hacía en el Jueves Santo, productor de la pandemia por el covid-19.
La celebración será llevaba a cabo con todos los protocolos de bioseguridad y presidida por el Obispo Enrique Pérez Lavado, junto a todo el clero para la bendición de los Santo Óleos y la renovación de las promesas sacerdotales.
Los feligreses podrán unirse al acto religioso a través de las redes oficiales de la Diócesis y cadenas de emisoras a partir de las 10 de la mañana.
El rector del Seminario Mayor San Pablo Apóstol, sacerdote Josué Pérez, explicó que “la Misa Crismal es la mayor expresión de unidad y comunión de la Iglesia Dioocesana, es decir, el señor Obispo junto a los presbíteros y laicos”.
Pérez señaló que “esta celebración no se pudo realizar como de costumbre el Jueves Santo por situación pandémica. Por ello, el Papa Francisco dejó a juicio de los obispos la celebración de esta Misa en los meses consecutivos”.
Para entender un poco más del misterio de la fe universal, el clérigo detalló “este día se bendicen los Santos Óleos, utilizados para la administración de los sacramentos: el Santo Crisma, el Óleo de los Catecúmenos y el de los enfermos”.
Este día, los sacerdotes que pastorean las comunidades de creyentes renuevan sus promesas sacerdotales, a saber de obediencia, castidad pobreza.
La palabra crisma proviene de latín chrisma, que significa unción. El crisma es la materia sacramental con la cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes, entre otras funciones.