Tomado del BBC News, Mundo
El referendo carece de validez jurídica internacional para apoyar o no las propuestas del gobierno de Nicolás Maduro, que incluyen la creación del estado Guayana Esequiba como parte del territorio venezolano, además de un plan para otorgarles la ciudadanía venezolana a sus habitantes.
«Recuperar la Guayana Esequiba es una misión del pueblo, es una misión de la patria», afirmó el presidente Maduro el 8 de noviembre, dando nuevos bríos a una reclamación de casi dos siglos.
Pero para Guyana no hay nada que discutir y les ha pedido a sus ciudadanos que no se dejen «infundir miedo» por los eventos del vecino país.
El Esequibo -también conocido como la Guayana Esequiba- es un territorio al oeste del río Esequibo, en el norte de Sudamérica, que comprende 159.000 kilómetros cuadrados ricos en recursos naturales y forestales. Alberga seis de las diez regiones que constituyen la República Cooperativa de Guyana, así como un tercio de sus 800.000 habitantes.
«El Esequibo es un territorio tres veces más grande que Costa Rica, donde viven casi 300.000 personas», le dice a BBC Mundo el geógrafo guyanés Temitope Oyedotun, profesor de la Universidad de Guyana.
El Esequibo se encuentra en pleno corazón del Escudo Guayanés, una región geográfica al noreste de América del Sur que, además de ser una de las formaciones más antiguas de la Tierra, está minada de recursos naturales y minerales.
Según el geógrafo venezolano Reybert Carrillo, el territorio comparte características similares con su vecino Arco Minero del Orinoco, un área de explotación de más de 111.800 kilómetros cuadrados que cuenta con grandes reservas de oro, cobre, diamante, hierro, bauxita y aluminio, entre otros minerales.
En el Esequibo se encuentra la mina de oro Omai, una de las más grandes del Escudo Guayanés y una de las mayores fuentes de ingresos de Guyana. Sólo entre 1993 y 2005 Omai produjo más de 3,7 millones de onzas de oro.
Pero en las aguas territoriales de la zona en disputa también se encuentra una inmensa riqueza petrolera. Desde 2015 hasta la fecha, la multinacional ExxonMobil y sus socios han realizado 46 descubrimientos que han elevado las reservas de petróleo de Guyana a alrededor de 11.000 millones de barriles, lo que representan cerca de 0,6% del total mundial.
La mayoría de las reservas se encuentran en un bloque de petróleo y gas de 26.000 kilómetros cuadrados conocido como Stabroek, frente a la costa atlántica del país, que se encuentra parcialmente en aguas territoriales de la región disputada por Venezuela.
Los inesperados hallazgos han hecho que Guyana, un país de 800.000 habitantes, se convierta en una de las economías de mayor crecimiento en el mundo y se espera que su PIB crezca 25% este año, tras haberse expandido 57,8% en 2022.
Además de los recursos minerales, el Esequibo cuenta con importantes recursos hídricos. «Hay una extensa red de ríos como Cuyuní, Mazaruní, Kuyuwini, Potaro, Rupununi», explica el geógrafo Temitope Oyedotun, de la Universidad de Guyana.
Cuando España fundó la Capitanía General de Venezuela el Esequibo formaba parte de la subentidad territorial y tras obtener su independencia en 1811 Venezuela se quedó con el control de su soberanía.
Pero la situación comenzó a complicarse cuando Reino Unido firmó un pacto con Países Bajos para adquirir alrededor de 51.700 kilómetros cuadrados al oriente de Venezuela.
El tratado no definía la frontera occidental de lo que pasaría a ser la Guayana Británica y por eso Londres designó en 1840 al explorador Robert Schomburgk para definirla. Poco después se dio a conocer la «Línea Schomburgk», un trazado que reclamaba cerca de 80.000 kilómetros cuadrados adicionales.
Cuatro décadas después se publicó una nueva versión de la Línea Schomburgk que reclamaba aun más territorio.
En el año 1895 Estados Unidos intervino bajo la Doctrina Monroe tras denunciar que la frontera había sido ampliada de «manera misteriosa» y recomendó que la disputa fuera resuelta en un arbitraje internacional.
«América para los americanos»: la Doctrina Monroe creada en rechazo al imperialismo europeo en el continente americano hizo que EE.UU. se pusiera del lado de Venezuela.
En 1899 se emite el Laudo Arbitral de París, un dictamen favorable a Reino Unido con el que el territorio queda oficialmente bajo dominio británico.
Pero cuatro décadas después se hizo público un memorándum del abogado estadounidense Severo Mallet-Prevost -parte de la defensa de Venezuela en el Laudo Arbitral de París-, en el que denunció que el laudo fue una componenda política y que los jueces no fueron imparciales.
Las revelaciones de Severo Mallet-Prevost y otros documentos sirvieron para que Venezuela declarara el laudo como «nulo e írrito» y reactivara su reclamo.
Tres meses antes de otorgarle la independencia a Guyana en 1966, Reino Unido pacta con Venezuela el Acuerdo de Ginebra que reconoce el reclamo de Venezuela y que busca encontrar soluciones satisfactorias para resolver la disputa.
Entre 1982 y 1999 ambos países intentaron resolver el diferendo a través del mecanismo de buenos oficios de la ONU, que nunca arrojó resultados concretos.
A mediados de septiembre el Parlamento de Venezuela propuso organizar un referendo para consultar a los venezolanos sobre los «derechos» del país sobre el Esequibo. Un mes más tarde, el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció que la consulta tendría lugar el 3 de diciembre.
Según el gobierno guyanés, el referendo representa una amenaza para la integridad territorial de Guyana y le ha pedido a la Corte Internacional de Justicia de la Haya que lo detenga.
El presidente Maduro inició a principios de noviembre una campaña que calificó como «pedagógica, alegre e inclusiva» de cara al referendo, que incluye lecciones de historia televisadas ofrecidas por él mismo, así como concentraciones en varias partes del país en las que se
Para Caracas se trata de «recuperar» un territorio que siempre ha visto como suyo. Venezuela considera que el río Esequibo al este de la región es una frontera natural reconocida al momento de la independencia de España. Pero Guyana alega que el asunto quedó zanjado con el Laudo Arbitral de París de 1899.
Sin embargo, Caracas afirma que esa sentencia es nula debido a las irregularidades encontradas en la decisión y además rechaza cualquier intromisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en el asunto. En abril de este año la CIJ se declaró competente para ver el caso, aunque cualquier dictamen podría demorar años.
Venezuela no reconoce que la CIJ tenga competencia. Sólo reconoce el Acuerdo de Ginebra como único instrumento válido para solucionar el conflicto y dice que la disputa debe ser resuelta entre ambos países. Los analistas anticipan un apoyo masivo a las propuestas del gobierno venezolano, en un país en el que la reivindicación del Esequibo efectivamente une a chavistas y opositores como ningún otro tema.
El resultado del referendo no será vinculante para el derecho internacional, pero muchos temen una escalada mayor.
«Que nadie cometa ni un solo error. El Esequibo es nuestro, cada centímetro cuadrado», ha advertido el presidente de Guyana, precisando que Georgetown no cederá ni una «pulgada» de territorio.
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