Para el 21 de noviembre están pautadas las elecciones de gobernadores, alcaldes, legisladores estadales y concejales, pero a pesar de que las mismas están previstas en la Constitución para ser realizadas cada cinco años, la oposición mayoritaria, agrupada en la Plataforma Unitaria continúa su indecisión sobre si participan o no en la contienda.
Mientras, el PSUV ya ha decidido los nombres que postulará y hasta las fuerzas de “la mesita” tienen una alianza y sus candidatos están en campaña, lo cual resta posibilidades para que el sector agrupado en torno al G4 pueda entusiasmar al electorado y logre que sus candidatos se ganen el favor popular. La oposición mayoritaria no asiste de manera conjunta a unos comicios desde 2017, cuando participaron en las elecciones de gobernadores de estado. Luego de eso se dividieron con respecto a las de alcaldes de 2017, donde algunos dirigentes se inscribieron en determinadas localidades. También ignoraron participar en las presidenciales de 2018 y las parlamentarias de 2020.
El chavismo ha sacado provecho de la estrategia abstencionista de la oposición mayoritaria. Nicolás Maduro fue reelecto y el PSUV retomó la gobernación del estado Zulia (por la convocatoria a nuevos comicios en 2018 para ese estado). Además, las fuerzas oficialistas lograron una mayoría abrumadora en el Parlamento el pasado 6 de diciembre.
La Plataforma Unitaria es comandada por el G4, que agrupa a Primero Justicia (PJ), Voluntad Popular (VP), Acción Democrática (AD) y Un Nuevo Tiempo (UNT), que son los partidos que obtuvieron mayor cantidad de votos en los últimos comicios en los que participó la oposición al completo. Esas cuatro fuerzas aún no logran ponerse de acuerdo sobre si inscribir nombres o no para la justa del 21N, e incluso en los propios partidos hay dirigentes inclinados a una u otra opción.
Partidos como UNT ya tienen nombres en abierta campaña, como su líder Manuel Rosales a la gobernación del estado Zulia, mientras Carlos Ocariz (PJ) optará por la gobernación de Miranda. En Lara ya recorren las calles como candidatos Sobella Mejías (respaldada por la AD de Henry Ramos Allup) y Alfonso Marquina (PJ); el exdiputado Américo De Grazzia, dirigente de La Causa R, ha anunciado que competirá por la gobernación de Bolívar; y Luis Manuel Olivares (PJ) aspira en el estado La Guaira. Sin embargo, al no existir un anuncio claro por parte del bloque, las candidaturas están teniendo dificultades para generar entusiasmo.
Hasta ahora el G4 mantiene su indecisión, no se han anunciado unas primarias para escoger candidatos unitarios y partidos como VP adosan la participación a eventuales logros del proceso de negociación que se desarrolla en México.
La politóloga Ana Milagros Parra asegura que lo único que proyecta la oposición mayoritaria, al continuar en la indecisión sobre participar o no en los comicios del 21-N, es que no pueden negociar internamente, y que no hay cohesión estratégica. “Cuando hay un evento importante y vemos un grupo, en este caso, un grupo opositor, que ante este evento que se sabía su existencia antes que anunciaran las elecciones y se podían preparar con muchos meses de antelación, y que pocos meses antes de las elecciones aún no tengan una posición unida, los afecta directamente con respecto a la participación como colectivo, en cuanto a generar confianza en la población, que los vean como una alternativa viable”, explica la experta.
Advierte que hay que tener en cuenta que en autoritarismos lo importante no es participar o no sino qué hacer después, si esa decisión está enmarcada en una estrategia a largo plazo, si hay concesiones. «Actualmente existe un proceso abierto de negociación, quizás están esperando a los resultados de una primera ronda de negociación, pero cualquier cosa que se llegue finalmente a acordar en México no va a incidir directamente a unas elecciones que van a ocurrir meses antes, porque no van a generar confianza institucional, ni en los posibles candidatos del G4”, enfatiza.
El también politólogo y además coordinador del Centro Gumilla en el estado Lara, Piero Trepiccione, identifica dos factores que tienen que ver con la situación de indecisión que mantiene la Plataforma Unitaria con respecto a los comicios del 21-N y que vienen a cambiar el escenario mantenido desde 2018, cuando decidió defender la abstención y la no participación en elecciones.“En una circunstancia como esta, con un cambio de rumbo muy importante en la comunidad internacional y especialmente de aquellos países que han venido acompañando a la oposición y el conflicto político, marcado por la victoria de Joe Biden en EE.UU., que llevó a la diplomacia de este país a un escenario de actuación más enmarcado en el ámbito multilateral, en cuadro cerrado con sus aliados, como son la Unión Europea y América Latina, a la oposición venezolana le ha costado mucho asumir la realidad de la participación, sobre todo después de haber manejado una narrativa absolutamente contraria a la participación”.
“El otro elemento –continúa Piero Trepiccione- tiene que ver con la dispersión, y es la cantidad de intereses, factores político partidistas que se mueven en la plataforma unitaria. Eso hace que cueste mucho asumir las decisiones. Y eso es lo que estamos viendo. Tienes unos nombres en las calles, absolutamente lanzados y otros nombres que sí, pero no. En definitiva, van a terminar siendo candidatos, pero no lo terminan de anunciar. Esos dos elementos efectivamente, a tres meses de ese proceso, van a tener su impacto político. Algunos candidatos lograrán despegar definitivamente y amalgamar apoyo popular, pero en otras circunstancias el panorama más complicado por la indefinición”.
Mientras el pasado 20 de agosto, el partido Primero Justicia llamó a la Plataforma Unitaria a tomar una decisión definitiva con miras a las elecciones, el sector alrededor del presidente de la AN de 2015, Juan Guaidó, mantuvo en una entrevista reciente con CNN que el objetivo es una elección libre y justa, y que un referendo revocatorio podría ser una posibilidad para llegar a un acuerdo con la administración de Nicolás Maduro Además del rechazo hacia el gobierno de Nicolás Maduro, el chavismo atraviesa también una situación difícil a lo interno luego del manejo, por parte de la Dirección Nacional de ese partido, de su proceso para escoger sus candidatos, algo que podría beneficiar a la oposición, pero que la indecisión impide comenzar a sacar provecho. El PSUV convocó a unas elecciones primarias para escoger sus abanderados a gobernadores, alcaldes, integrantes de consejos legislativos y concejales, pero luego de que más de mil dirigentes se postularan, la escogencia se restringió a gobernadores y alcaldes, para posteriormente desconocer a los ganadores en cinco estados y designar a dedo los candidatos a gobernador. Esto a todas luces genera malestar, pero la oposición apenas ha hablado sobre el tema.
“La oposición siempre puede sacar partido de errores o de cosas que haga el gobierno porque al final no es un gobierno democrático y sus actuaciones no son necesariamente democráticas y la gente lo sabe. Que dentro de la narrativa de la oposición no se mencione lo que pasó con las primarias del PSUV, que al final no fueron a elecciones de su propio partido, sino que se escogieron a los candidatos y también registraron una muy baja participación es algo que no creo que le afecte directamente al PSUV, pero deja ver que no está tan fuerte como antes y que hay rupturas y grietas”, considera Ana Milagros Parra.
Añade que la oposición siempre puede jugar a capitalizar eso, siempre y cuando esté unida y se pongan de acuerdo en lo que van a hacer, pero hasta el momento no han tomado una decisión. Diferencias a lo interno del PSUV sí pueden perjudicar al oficialismo Piero Trepiccione sostiene que el PSUV ya no tiene el mismo respaldo que hace cinco o 10 años, a pesar de que sigue siendo la primera minoría y la más organizada del país, situación a la que la oposición mayoritaria podría sacar provecho, pero observa que hay condicionantes para ello. “En este momento de la historia política (la cuestión interna) sí puede ser perjudicial para el PSUV. Cuando la popularidad de Chávez o la del mismo PSUV tenía unos porcentajes elevados, independientemente de quién pusieran a optar por cualquier cargo tenían la primera opción; un poco como lo que le ocurrió a AD anteriormente, que en estados como Monagas, Apure y Bolívar ponía cualquier candidato. Había un dicho: ‘si AD lanza un burro, por el burro vota la gente’, porque la tarjeta tenía altos niveles de popularidad y era difícil que perdiera en esas circunscripciones”, detalla.
No obstante, acota que una decisión de esta naturaleza, como es desconocer a ganadores de las elecciones primarias, que es antidemocrática, así como cualquier problema interno puede perjudicar al partido de gobierno, pero que ese debilitamiento del poder de convocatoria del partido requiere un rival organizado y que entusiasme a la población.
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