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Sucesos

Ricardo Palomo se fue dejando un gran legado por la lectura

Hoy su mesa está vacía, la silla, sola; el aroma a papel impreso y de libros viejos ha desaparecido, en lo que era la sede de una entidad bancaria, por ahora, hay soledad y tristeza

Tomas Leonett
Redactado por: Tomas Leonett
Publicado:3 diciembre, 20259:40 am
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Ricardo Palomo se fue dejando un gran legado por la lectura

«Cuando un amigo se va, queda un espacio vaci­o, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo», dice la canción de Facundo Cabral, y así han sido las expresiones de pesar tras conocer la inesperada partida física de Ricardo Palomo.

Transitar por la calle Azcue a la altura de la plaza Rómulo Gallegos, no será lo mismo. La ausencia del hombre que durante años se dedicó a vender libros, será notoria.

Ricardo Palomo, no está. Trascendió este martes 2 de diciembre a otro plano, se pudo conocer, un infarto lo llevó a los brazos del Creador.

Palomo, quien inició vendiendo por necesidad sus libros para hacerle frente a la situación económica, jamás imagino darle vida a lo que después se convertiría en la única librería al aire libre en la capital monaguense.

Lo que inició por necesidad económica y por una condición de salud que le impedía conseguir empleo, se transformó en un punto de referencia, para el momento, en la única librería al aire libre en la ciudad de Maturín.

«Empecé vendiendo mis propios libros. Comencé con 80 y hoy tengo cerca de 3 mil ejemplares”, indicó el carismático hombre, quien con su hospitalidad y sabiduría te adentraba en sus “verdades”.

En su momento llegó a expresar que su deseo principal era promover la lectura en las nuevas generaciones y ayudar a todo aquel que necesitara algún tomo en específico con respecto a su carrera universitaria.

Palomo no solo vendía libros, también compartía sus conocimiento, esos que adquirió mediante la lectura, misma que trataba de despertar en los jóvenes. Allí, entre una mesa y el aroma del papel, dedicó sus últimos días.

Hoy su mesa está vacía, la silla, sola; el aroma a papel impreso y de libros viejos ha desaparecido, en lo que era la sede de una entidad bancaria, por ahora, hay soledad y tristeza.

Si algo tenía claro Ricardo Palomo era que los libros son las alfombras mágicas de la imaginación. «En ellos está el verdadero aprendizaje y aunque la tecnología ha desplazado muchas cosas, no desplazará el valor del  libro. Un libro en papel tiene alma, olor, e historia”, dijo.

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