El nombre de Rodolfo Forero Esparza resonó en Colombia en abril de 2014 cuando la Fiscalía lo presentó como el supuesto líder de una red de tráfico de ganado que se estructuró en Venezuela y se movió por varias ciudades del país. Si bien fue condenado, logró fugarse y las autoridades venezolanas lo detuvieron en Táchira.
Su detención se dio por una circular azul de Interpol expedida el 16 de marzo de 2018 por el homicidio de Pedro Francisco Carillo Osorio, un médico que estaba adscrito al Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), cometido en 2010 en el municipio de Villa del Rosario, Norte de Santander.
Para las autoridades colombianas, el ganadero estaría implicado en el caso: “esta muerte obedeció a que la víctima ejercía controles sobre el frigorífico La Frontera, de propiedad de Forero Esparza, el cual utilizaba para sacrificio de ganado de contrabando”, se lee en un oficio del Tribunal Supremo de Justicia de ese país.
Su expediente fue revelado por el entonces fiscal Eduardo Montealegre. Él le informó al país que el poderoso ganadero se dedicaba al contrabando de carne en una presunta alianza con Los Rastrojos, quienes habrían alcanzado a comercializar 4.000 reses provenientes de Venezuela durante el primer semestre de 2013.
Los animales fueron avaluados en $6.000 millones y se destapó el modus operandi que les sirvió para procesar el negocio: la estructura compró el ganado en el vecino país y era transportado por los departamentos de Arauca, Santander y Norte de Santander, hasta llegar al frigorífico, ubicado en la ciudad de Cúcuta.
El misterio sobre su ubicación terminó el 7 de febrero de 2023, cuando oficiales venezolanos patrullaban en las calles de Bolívar y notaron una actitud extraña de dos personas que se movilizaban en una motocicleta. Al ser requeridos, el conductor frenó el recorrido, mientras que el empresario trató de escapar.
Los uniformados tomaron el control de la situación y les pidieron los documentos para verificar las identidades. El dueño de la moto entregó su tarjeta con normalidad y el colombiano dijo que no tenía los papeles en el lugar. Un expediente conocido por SEMANA puso en evidencia la turbulenta escena:
“El ciudadano vociferó que no tenía tiempo ya que estaba trabajando, que preguntáramos quién era él. Posteriormente, mostró resistencia, acercándose al oficia, propiciando un empujón con sus manos. (…). Ante el cuestionamiento y negativa, le solicitamos que nos acompañara hasta la sede policial”, se reseñó.
Allí se le dijo que sería procesado por el delito de “resistencia a la autoridad”. En medio de la inspección, se identificó como Marco Antonio Córdoba Benavidez. Rápidamente, se confirmó que tenía otra identidad: Rodolfo Ferrero Esparza, requerido en Bogotá por “la comisión de diferentes delitos graves”.
El Tribunal Supremo de Justicia referenció un proceso penal por homicidio agravado y fabricación, porte y tenencia de arma de fuego. Frente a este escenario, en julio pasado, los magistrados de ese organismo judicial ordenaron notificarle al Gobierno colombiano sobre la captura del ganadero.
Todo esto, con el objetivo de que presente la solicitud formal de extradición “pasiva” de Rodolfo Forero Esparza, aunque en el proceso penal venezolano figura como Marco Antonio Córdoba Benavídez, la segunda identidad con la que, se presume, trató de esquivar sus supuestas responsabilidades penales.
“Este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación Penal, acuerda notificar a la República de Colombia, a través del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, del término perentorio de noventa (90) días continuos para presentar la solicitud formal de extradición”, concluyó el oficio.
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