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Sucesos

Cuando los «pranes» se apoderaron de las cárceles venezolanas (Parte I)

Se formaron estructuras criminales complejas que traspasaron los barrotes y las fronteras

Ernestina Herrera
Redactado por: Ernestina Herrera
Publicado:7 noviembre, 20232:47 pm
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Cuando los «pranes» se apoderaron de las cárceles venezolanas (Parte I)

Cinco cárceles han sido intervenidas hasta el momento, Tocuyito, Tocorón, Puente Ayala, La Pica y Vista Hermosa, ¿Qué pasó para que nuestros penales se transformaran en centros del delito?. ¿Qué pasó para que llegáramos a eso?. La verdad es que el sistema carcelario de Venezuela ha estado marcado por la «corrupción, y la violencia», esta realidad consolidó la formación de estructuras criminales complejas que traspasaron los barrotes y las fronteras.

Dentro de estos recintos, los jefes mafiosos «Pranes» disfrutaban de todo tipo de comodidades, como discotecas, piscinas e instalaciones deportivas.

Los penales se transformaron en castillos, desde donde se dirigían negocios como narcotráfico, extorsión, minería ilegal y trata de personas, con tentáculos hasta Chile. Allá ha llegado el Tren de Aragua, un grupo que actuaba desde la prisión de Tocorón. El control se instaló con los pranes, una amplia gama de rutinas y dinámicas criminales inverosímiles que sucedían en las prisiones, como la cría de cerdos, la comercialización de alimentos y la organización de carteleras de boxeo. Además, muestra la explotación a la que está sometida la población penitenciaria.

Tocuyito drogas como caramelos

Las armas y las drogas se intercambiaban como si fueran caramelos. Desde allí se planificaban negocios tan «rocambolescos» como la cría de cerdos y otros animales de granja, y un día a la semana tenían su propia versión de la película «La noche de la expiación o La Purga», en la que a los presos cercanos al jefe mafioso se les permitía robar sin tener que rendir cuentas.

El cerebro de esta estructura delincuencial se vendía como un amante de los deportes, un hombre pacífico. Su nombre es Néstor Richardi Sequera Campos, alias “Richardi” o “Papa”, quien fue condenado a 20 años de prisión por el delito de homicidio calificado, según sentencia del Tribunal 2° de juicio de Puerto Cabello, el 22 de noviembre de 2000. En 2008, sus abogados apelaron la condena y recibió una reducción de la pena a 17 años y 6 meses de cárcel, esto significa que debería estar en libertad desde mayo de 2018.

El poder de «Richardi» comienza fuera de la cárcel, en la calle, donde mujeres, cargadas de paquetes con comida, ropa y otros enseres, hacen fila desde la noche antes del día de visita.

La visita no comenzaba a las 8 de la mañana del día siguiente, pero solo las primeras 150 personas de la cola ingresan gratis a ver a sus familiares. “Las que llegan después tienen que pagar cinco dólares para poder entrar a la cárcel”, explican en coro Rosa y sus compañeras, mientras se colocan abrigos para aguantar el frío de la noche y acomodan cartones sobre la acera, como si se tratara de colchonetas improvisadas.

Tres tipos de cárcel

En Venezuela hay tres tipos de cárceles: las que están bajo el régimen del MSP, las que están controladas por pranes y las mixtas (donde funcionan los dos sistemas). Un estudio del OVP concluye que más de la mitad de la población penal del país está en prisiones controladas por pranes.

Este trabajo incluye investigaciones hechas por destacados periodistas Rona Risquez, Santiago Gutiérrez y algunos datos de La Pica por quien escribe esta nota.

El Centro Penitenciario de Aragua (Tocorón), Internado Judicial José Antonio Anzoátegui (Puente Ayala), Internado Judicial de Trujillo, Centro Penitenciario de Oriente El Dorado y el Centro de Arrestos y Detenciones Preventivas de La Costa Oriental del Lago (Retén de Cabimas), que funcionó bajo el control de pranes hasta finales de 2021, cuando fue cerrado.

También tienen pranes el Internado Judicial de Barinas, el Internado Judicial de Yaracuy y el Centro Penitenciario Región Oriental Monagas (La Pica).

En las cárceles se pueden encontrar criaderos de cerdos, gallinas y peces, los cuales son controlados por los pranes
El cobro de entrada es apenas una de las actividades que generan rentas a los pranes de las prisiones venezolanas.
Los ilícitos que sostienen las empresas criminales basadas en las prisiones son: Extorsión interna (a la que le llaman “la causa”); extorsión externa; delitos informáticos; tráfico de armas; narcotráfico; microtráfico de drogas; contrabando de alimentos; estafa; robo; minería ilegal; secuestro de personas; robo de vehículos; ejército de mercenarios; corrupción; apuestas; sicariato y venta de cupos en la prisión.

Desde las cárceles se realizan diversos delitos, como por ejemplo las estafas telefónicas

Informes policiales sostienen que los secuestros vinculados a ventas por Marketplace, se organizan desde prisiones
El microtráfico de drogas o venta de drogas al detal es una de las actividades más rentables en las cárceles venezolanas, según expertos, presos y expresidiarios entrevistados. “Aquí todo el mundo consume. Uno está aquí encerrado y qué más puede hacer”, apunta José,(nombre fiticio) quien lleva ochos años preso por robo y estuvo antes en otros dos reclusorios.

El costo de una porción de droga dentro de las prisiones es de un dólar. Cualquier tipo de droga.
Algunos presos entrevistados aseguraron que desde la prisión de Tocuyito también se planifican operaciones de tráfico transnacional. Sin embargo, esto no pudo ser confirmado.

Los pranes han instalado en los penales comercios informales donde venden comida de todo tipo
Otra actividad que se ha convertido en un negocio al parecer muy rentable para las estructuras criminales que operan desde las cárceles es la comercialización y el contrabando de alimentos. Los pranes han instalado en los penales comercios informales donde venden comida de todo tipo.

Entre 2016 y 2019, los años de mayor escasez en Venezuela, muchas personas acudían a los centros de reclusión para adquirir alimentos que no se conseguían en los supermercados. Incluso, un cazatalentos del beisbol relató que algunas academias que entrenaban a niños en esta disciplina, llegaron a pedir apoyo a los pranes de las prisiones para que les suministraran productos básicos para la alimentación de los jóvenes deportistas. Parte de estos alimentos provienen de las granjas internas de Tocorón, Tocuyito, Puente Ayala y Vista Hermosa, entre otras prisiones cuyas instalaciones están bajo el control de los pranes, según se corroboró en la reportería de este trabajo.
Los pranes se apoderan de la comida y se encargan de disponer y administrar esos alimentos. Se los venden al resto de la población penal.

Las denuncias de los familiares se corresponden con la realidad que muestra un informe del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) sobre desnutrición en la población penal publicado en abril de 2022. El estudio registra 773 muertes de presos por desnutrición en Venezuela, entre enero de 2017 y diciembre de 2021.

Esto, a su vez, contrasta con un reporte de Transparencia Venezuela, que había evidenciado un incremento en la asignación de fondos para alimentación en las prisiones en el presupuesto 2017 MSP. “Refleja un importante crecimiento en los recursos destinados a alimentos y bebidas en el sector penitenciario al pasar de 1,2 billones de bolívares (aproximadamente 80 millones de dólares al cambio del momento) a 24 billones de bolívares (más de 1.200 millones de dólares)”, dice el documento.

El pran de Tocuyito (alias Richardi) también tendría establecimientos similares en Valencia, la capital del estado Carabobo.

El negocio con los alimentos abarca incluso a prisiones que funcionan bajo un régimen mixto de gobierno, donde una parte de la prisión está controlada por las autoridades del MSP y otra parte está en manos de los pranes.

“La causa”

La causa es una especie de impuesto penitenciario que toda la población reclusa está obligada a pagar a los pranes. Los presos deben cancelar semanalmente un monto establecido por el pran para tener derecho a permanecer en la prisión, poder movilizarse en las instalaciones del recinto carcelario y usar las áreas comunes.

El preso que no paga la causa es degradado y confinado a las áreas inhabitables. No puede recibir alimentos, utilizar las canchas u otras áreas de la prisión. En Vista Hermosa el que no paga la causa es ingresado a un cuarto pequeño, donde no tiene posibilidad de moverse o caminar.

“No nos gusta decir que hay reglas. Preferimos hablar de respeto, de códigos. Quien rompe alguno de esos códigos lo llevamos a la iglesia para que medite. Y si vuelve hacer lo mismo, se aplica la rutina de la prisión”, agregó el pran, sin más detalles. En las siete cárceles estudiadas para la investigación, los presos deben pagar causa. El monto varía según la prisión. “Sólo con la causa ganan entre cinco y ocho dólares por preso (semanal)”, detalló un exrecluso de Vista Hermosa. En ese recinto hay unos 2.000 privados de libertad. Si 1.000 de ellos cancelan cinco dólares de causa, serían 5.000 dólares a la semana y en un mes sumarían 20.000 dólares.

El nivel de lujo en algunas prisiones es tal que presos incluso pagan por ser trasladados a estas cárceles. Para ir a Tocorón, por ejemplo, los reclusos deben pagar entre 3 mil y 5 mil dólares, según aseguró un expresidiario.

En teoría ese particular negocio es de los pranes, pues son ellos los que autorizan la entrada de nuevos reclusos a las prisiones que están bajo su control. Pero todo el proceso de traslado es manejado por las autoridades del Ministerio de Servicio Penitenciario.

En casi todas las prisiones que tienen pranes hay diversas instalaciones recreativas como zoológicos con animales domésticos, gimnasios, mangas de coleo (canchas donde se hace una competencia tradicional venezolana con toros y caballos), canchas deportivas, y hasta estadios de beisbol, como el inaugurado en Tocorón. El tipo de actividades y el costo de las entradas varía según la cárcel.

Unas 30 personas han muerto en los últimos tres años cuando acuden a comprar carros de Marketplace, según reportes de prensa. Solo entre enero y mayo de 2022, se contabilizaron cinco víctimas de los grupos criminales que lideran estas estafas. Entre los que han caído en el engaño figuran desde funcionarios de los cuerpos de seguridad hasta comerciantes.

Las Fundaciones detrás de las cárceles

En el caso de Tocorón, la organización criminal “Tren de Aragua” estaría detrás de una fundación llamada J.K. Somos El Barrio y a través de esa instancia recibe “donativos” de empresas, según explicaron residentes del barrio San Vicente. Estas donaciones en realidad serían extorsiones disfrazadas. El que paga garantiza la seguridad de su familia y de su negocio, bien sea porque recibe protección física del plan que lo extorsiona o porque este lo saca de su lista de víctimas potenciales.

Mañana hablaremos de la historia de la Pica, una de las cárceles que se transformó en una de las más peligrosas, de qué manera impacto en sus habitantes.

Parte I

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