Estela Rocca, decidida a volver a vencer el cáncer

Las mujeres siguen siendo vulnerables a las enfermedades como el cáncer en cualquiera de sus dimensiones. Por miedo a lo que puedan se aíslan del mundo, mientras que otras no solo lo hablan abiertamente sino que también buscan ayuda médica para vencer ese episodio de sus vidas.

El cáncer de mama, de útero, de cuello uterino o tiroides sigue acabando con muchas mujeres en el mundo. En Venezuela, específicamente en Monagas, esta es una realidad latente. Organizaciones civiles y organismos en materia de salud trabajan para tratar de disminuir estas cifras, que no solo son números fríos, sino que se trata de historias de superación qué enseñan amar cada instante de nuestra existencia en este plano terrenal.

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Salud

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Una historia de fe, valentía y esperanza

En esta oportunidad como en muchas otras, contaremos la historia de una mujer, madre, amiga, profesora y pilar fundamental de un hogar, nacida en la parroquia La Toscana en el municipio Piar, al norte de la entidad.

Se trata de Estela Rocca, de 60 años de edad, a quien no  le ha tocado nada fácil cuando se habla de esta terrible enfermedad, que ha llegado en tres oportunidades, pero ella no se deja vencer.

La profesora inició su tratamiento a los 29 años de edad, fue diagnosticada y no se dejó amilanar e inició su tratamiento. Luego de la operación vino el tratamiento, que mayormente es descrito por pacientes como una fuente para vivir, aunque resulta dolorosa y los deja debilitados.

Con cara picará, típica de una mujer oriental, grandes y bellos ojos llenos de lágrimas, comenzó contando la experiencia agridulce que le ha tocado vivir.

“A muy temprana edad me tuvieron que realizar una histerectomía y sacarme un tumor que tenía y en ese entonces recibí mi tratamiento en el Hospital Oncológico Padre Machado en la ciudad de Caracas. Después de eso quede totalmente sana y sin ningún problema con este ‘flagelo’ como he decidido llamar, ya que no distingue de raza, color, cultura y situación económica”.

Rocca: “El cáncer de mama apareció, y no dejé de luchar”

En el año 2015 la profesora Estela, sus cuatro hijos, su esposo y amigos nunca pensaron que la historia de hace muchos años se volvería a repetir, pero esta vez un poco más fuerte y en otra parte del cuerpo (la mama derecha).

Lo tomó con calma porque sentía más valor y fortaleza. Rápidamente buscó la ayuda necesaria en la ciudad de Caracas, pero esta vez en otro centro de salud.

Estela se armó de valor, preparó su maleta y se fue hasta el Instituto de Oncología Dr. Luis Razetti en el sector San José de Cotiza, sin tener miedo a lo que pudiera pasar, sin contar con los recursos y mucho menos familiares quien la pudiera apoyar en la ciudad capital.

“He dicho que el cáncer es una situación no una enfermedad, solo debemos aceptarla y asumirlas, y que valiente ha sido Estela en todo ese tiempo, que a pesar de no tener los recursos no se dejó llevar por la negación y siguió adelante con su tratamiento», dice Estela Rocca.

Se fue a Caracas en busca de sanación

Llegó Caracas con su maleta de fe y sus ganas de vencer la enfermedad, asegura que no fue fácil pero Dios y las ganas de seguir al lado de su esposo y sus hijos, vencieron el miedo.

“Cuando me fui al Padre Machado tenía muchos beneficios en esa época por ser del Seguro Social, me hacían mis quimioterapias y después a la semana siguiente me realizaban cada uno de mis exámenes y tratamientos que requería, no sufrí tanto por el tema médico, sino por otros factores como donde quedarme a dormir, comer y hacer mis cosas. Me la pasaba deambulando por todos lados para no cansar a las personas, por último me quedé con un primo y me quedé mucho tiempo y salía hacerme el resto de mi tratamiento”, cuenta.

“Llegaron las radioterapias, y su lucha continuaba”

Para Estela Rocca no fue fácil en ningún momento y menos cuando es madre, abuela y profesora muy querida en su natal La Toscana en el municipio Piar, en todo su transitar médico y de desafíos en su salud, llegaron las radioterapias y que gracias a un familiar médico corrió con la suerte de hacerse el estudio en un menor tiempo.

“Gracias a que mi familia tenía un contacto en ese hospital pude hacerme mi estudio mucho más rápido que los demás, corrí con una cierta suerte y bendición de Dios, pero muchas no tienen ese acompañamiento muchos están en esa lista de espera y es el miedo que todos tenemos que el tiempo se agote porque todo tiene que ser posterior  a los tres meses de haberte realizado la operación, quede totalmente sana después de la radioterapia, solo me tocaba asistir a la consulta cada mes y una vez al año, consultas que sea como sea llegaba para que el médico me dijera que todo estaba bien”.

“Llegó la pandemia, sus hijos se fueron y  apareció el cáncer ”

Llegó la pandemia y sus hijos debieron salir de Venezuela, en busca de un futuro mejor, se marcharon con sus nietos y se llevaron parte del corazón de Estela, que con sus grandes ojos llenos de lágrimas y la voz entrecortada, relata cómo le toco vivir ese dulce y amargo momento.

“La angustia, la tristeza y la depresión de estar sin mis hijos y nietos y aunado a eso ver que en mi nevera no había comida, me la pasaba de aquí para allá buscando donde comprar comida y de ahí un nuevo diagnóstico de cáncer, pero me limpié las lágrimas y seguí adelante como el principio de todo esto, me arme de valor y siempre decidida a luchar y a vencer”.

Un nuevo diagnostico, llegó a su vida

Rocca recibió un nuevo diagnostico, el cáncer la volvió a visitar, esta vez en otra parte de su cuerpo, fue diagnosticada con metástasis ósea.

“Cuando me dieron esa información quedé en shock pero siempre con mi fe intacta y con más ganas de vivir que nunca».

Nada fácil quedé postrada en mi cama, era plena pandemia por la Covid-19, estaba hinchada, con dolencias en las articulaciones, no podía hacer nada, pero el valor y la fe en Dios pudieron más, llegué al Servicio de Oncología del Hospital Manuel Núñez Tovar de Maturín, y todo fue mucho más difícil, todo fue mucho más difícil para mí porque fue un transitar demasiado fuerte y atravesar ese camino fue muy duro, cuenta con voz entrecortada.

Y es que la situación para los pacientes oncológicos en el estado Monagas, cada día es más cuesta arriba, según los propios pacientes deben “saltar, correr y pagar mucho más”, para poder conseguir los tratamiento a tiempo, porque en muchos casos el mismo a veces se consigue y muchas otras veces no.

El papel de la familia es un bastión de fuerza

La familia es fundamental en todo el proceso oncológico, porque si te falta del amor y la compañía de tu familia te podrás poner mil quimios pero eso no te hará efecto rápidamente, por eso siempre le digo a la familia que deben involucrarse en todo momento, afirma con una sonrisa casi que obligada, ya que se vienen los recuerdos de sus hijos.

Silverio Romero se casó con Estela hace más o menos 42 años, una vida juntos, de ellos salieron 3 hijos, y 4 nietos, quienes son los que le levantan el ánimo a Estela y la hace seguir luchando y luchando todos los días de su vida, para lograr vencer y ganar la batalla contra el cáncer.

“Ha sido mi bastión, mi fuerza, el hombro que ha estado por todos estos años, que han sido de altas y bajas pero ahí a estado para cuando lo he necesitado no me abandona nunca. Gracias a Dios tengo una familia hermosa porque a mí eso me llena que mis hijos cada día me dicen te amo, y que todos me quieran y estén conmigo en cada momento de mi vida. La familia es lo más hermoso que tengo».

La ausencia de sus hijos le dio más fortaleza

Cuando mis hijos se fueron del país me derrumbe por completo, porque soy mamá gallina y aunque ya son mayores, siempre serán mis hijos pequeños cuando decidieron irse me tocó ver la casa tan sola dice Estela quien suspira profundamente y trata de no llorar al recordar a sus hijos, pero se arma de valor y continúa explicando que «la metástasis ósea llegó por todo eso que estaba viviendo y sabía que no era para nada fácil, pero toca seguir mirando al frente.

Estella Rocca, la profesora de La Toscana dice de forma valiente y triunfante que “Al momento que me dio cáncer de útero yo tenía mis hijos pequeños (los tres) y decía tengo que vivir porque tengo que verlos crecer y ser profesionales y mira que lo logre, dice orgullosa».

Asimismo manifiesta que después de ser una sobreviviente se puso las pilas y estudio educación graduada en Lengua y Literatura de la UPEL, antes de eso era secretaria, después una maestría en Gerencia Educativa y no seguí para el doctorado porque me enferme, la familia lo es todo.

Siempre con Dios, su esposo, hijos y nietos, un amor que trasciende fronteras

Estela guiada por el amor de Dios y su familia, el acompañamiento del personal del Servicio de Oncología y ahora de los pacientes a los que les dice siempre, hay que seguir adelante y no dejarse ganar, la batalla contra el cáncer es hasta vencerlo definitivamente.

Sus tres hijos y un cuarto que también lo quiere como tal, sus nietos y su querido esposo Silverio han luchado cada batalla juntos.

Los cuatro hijos se fueron a otras tierras, pero nunca dejaron sola a Estela y a Silverio, quienes desde una llamada telefónica o por WhatsApp están más conectados que nunca, esta noble mujer al recordarlos llora pero a la vez se alegra en todo momento, afirma que “mis hijos cuando saben que estoy triste o me siento mal, rápidamente me llaman y mi corazón se alegra y salta de alegría, mi familia lo es todo para mí”.

Un mensaje; luchemos y luchemos para vencer al cáncer

“Luchar y luchar, ese es mi lema, nosotros somos aquí una familia un grupo de apoyo muy hermoso y unido, les comentó a ellas, hace tiempo luche por mis hijos, ahora lo hago por mis nieto que sean grandes y profesionales como su padres. «Primero es aceptar lo que está pasando al principio no podía creer que otra vez me tocaba a mí, pero no me preocupe me ocupe de la situación que estamos pasando, si podemos lograr las cosas y si podemos hacerlas realidad, vencer el cáncer es parte de nosotros y lo vamos a lograr”.

Una historia escrita por José Ignacio Piñango (@nachoperiodista), periodista de El Periódico de Monagas.