
El desodorante es un producto de higiene personal diseñado para eliminar o disimular el mal olor corporal, especialmente en las axilas. Su función principal es combatir las bacterias que se desarrollan con el sudor y que son las responsables del mal olor.
Usamos desodorante para mantener una sensación de frescura y limpieza a lo largo del día, así como para evitar la incomodidad o el malestar social que puede causar el mal olor.
Según el farmacéutico Eduardo Palomera, muchas personas están aplicando el desodorante de forma incorrecta y por eso su eficacia disminuye notablemente.
Palomera explica que aplicar el desodorante justo después de hacer ejercicio o al salir de la ducha es un error común. En esos momentos la piel está húmeda o sudorosa, lo que impide que el producto se adhiera bien a la superficie de la piel y que sus principios activos penetren los poros.
El consejo de Palomera es aplicarlo sobre piel limpia y completamente seca, por ejemplo por la mañana, antes de hacer ejercicio, vestirse o sudar significativamente.
Además, recomienda que algunos especialistas incluso lo apliquen por la noche, cuando las glándulas sudoríparas están menos activas, para que el producto penetre mejor y ofrezca una protección más duradera al día siguiente.
Y, en caso de reaplicarlo durante la jornada, se debe limpiar bien la axila y asegurarse de que está completamente seca antes de volver a aplicar.
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