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Israel prepara una operación terrestre contra el enclave, donde los muertos superan ya los 1.050 y hay más de 5.100 personas heridas, según el Ministerio de Sanidad de Gaza. La Franja se ha quedado este mediodía sin suministro eléctrico después de detenerse la única planta con la que cuenta, por la falta de combustible derivada del bloqueo ejercido por Israel.
El Gobierno liderado por Benjamín Netanyahu, ordenó un asedio total sobre Gaza, donde viven 2,3 millones de habitantes en 361 kilómetros cuadrados, y vetó el suministro de combustible, comida y energía. Josep Borrell, advirtió a Israel de que debe actuar dentro del derecho internacional en su respuesta al ataque de Hamás.
“El derecho internacional se tiene que respetar siempre y en todo caso. En eso no hay matices, no hay posicionamientos en un caso u otro. Las respuestas tienen que ser dentro del ámbito del derecho internacional y del derecho de la guerra”, ha subrayado en un encuentro con la prensa en la OTAN.
Entre los escombros en los que se han convertido los edificios y viviendas de los ciudadanos palestinos en Jan Yunis (ciudad situada en la parte suroeste de la Franja) tras los bombardeos israelíes, un hombre pide a sus dos hijos, cubiertos de polvo, que no tengan miedo, mientras los servicios sanitarios tratan de recuperar personas con vida y no solo cuerpos.
El veto al suministro de agua y comida y, en particular, el de electricidad y combustible, persigue asfixiar la retaguardia de Hamás, mientras la artillería y la aviación siguen machacando sus bases . Tanto los bombardeos como el cerco están afectando a la población civil de la Franja, donde han muerto más de 1.050 personas y más de 5.100 han resultado heridas por los misiles israelíes.
Desde el sábado, Gaza había sufrido más de 600 cortes de luz. El enclave depende de Israel para recibir el suministro eléctrico, así como para la importación de combustible para alimentar su única planta, pero desde el sábado no recibe ni una cosa ni la otra.
El corte de luz agrava aún más la crisis humanitaria en la Franja, y deja al borde del colapso los hospitales del enclave que ya están desbordados. La única electricidad que hay ahora en Gaza depende de los generadores privados, que tienen poca capacidad y pronto se agotarán.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) ha elevado este miércoles a nueve el número de sus trabajadores muertos en los bombardeos de Israel contra la franja de Gaza, en el marco de los combates desatados tras la ofensiva lanzada el sábado por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) desde el enclave palestino.
“Nueve miembros del personal de UNRWA han sido asesinados desde el 7 de octubre. Además, tres profesores resultaron heridos”, ha manifestado el organismo a través de su cuenta en la red social X, anteriormente conocida como Twitter.
“A pesar de todo, seguimos dentro de Gaza. Seguimos junto a quienes nos necesitan. Ahora más que nunca”, ha manifestado. También ha resaltado que “dos escuelas de UNRWA han resultado dañadas por los ataques aéreos” y ha especificado que “16 personas que se refugiaban en una de nuestras escuelas resultaron heridas, dos de ellas de gravedad, como resultado de un ataque aéreo cercano”. “Es la séptima vez que la población de Gaza pasa por un infierno bajo los bombardeos. Todas las personas con las que hablamos coinciden en que es la peor. El miedo y el dolor son insoportables. Necesitan ayuda humanitaria urgente”, ha escrito el organismo.
La agencia también ha elevado a 30 el número de estudiantes palestinos que acudían a escuelas del organismo que han muerto a causa de los bombardeos, mientras que otros ocho han resultado heridos. El organismo ha señalado en un balance de situación en su página web que cerca de 175.500 desplazados internos se encuentran alojados en 88 escuelas de la UNRWA en el enclave y ha subrayado que “el número sigue aumentando dado que continúan los bombardeos de la Fuerza Aérea de Israel”.
“El personal de la UNRWA está trabajando constantemente para responder a las necesidades de los desplazados en los refugios”, ha subrayado, si bien ha abundado en que “algunos están sobrepoblados y tienen una capacidad limitada para dar alimentos, agua potable y otros materiales básicos”.
Un bombardeo israelí contra la Universidad Islámica de Gaza, la más importante de la Franja, ha prácticamente destruido el campus principal de la institución, según se puede apreciar en un vídeo difundido por la cadena de televisión árabe Al Arabiya. La cuenta en X (antes Twitter) del ejército de Israel ha confirmado el ataque asegurando que “Hamás había transformado un instituto de conocimiento en un instituto de destrucción”. El mensaje define esa universidad como “un importante centro operativo, político y militar de Hamás en Gaza” y asegura que sus instalaciones servían de “campo de entrenamiento para ingenieros» del grupo fundamentalista.
Destrucción de la Universidad
La Universidad Islámica de Gaza es una institución pública y laica, a pesar de la alusión al islam de su nombre. Tras el anuncio de su destrucción, la catedrática de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid, Luz Gómez -que también colabora con este diario como analista- no ha ocultado su “indignación”.
La arabista sostiene que las alegaciones de Israel sobre esa universidad “no son ciertas” y se enmarcan “dentro de la propaganda israelí”. En su opinión, el ataque que ha dejado en ruinas el centro de educación superior gazatí obedece al propósito de “destruir las infraestructuras educativas palestinas”.
Gómez recalca que la Universidad Islámica de Gaza, que acoge 11 facultades de diversos campos del conocimiento, forma parte del consorcio de universidades mediterráneas Tethys, del que también es miembro la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), en la que Gómez es docente.
El centro gazatí es la contraparte de la UAM en Gaza en diversos proyectos de investigación y recibe financiación europea de forma indirecta, a través de la red Tethys, que sufraga proyectos conjuntos de universidades de ambas orillas del Mediterráneo.
La Universidad Islámica de Gaza ha sido objeto en sucesivas ocasiones de acusaciones de estar vinculada a Hamás.
En 2007, después de que se cuestionara la financiación a esta institución educativa por parte de USAID -la agencia de cooperación para el desarrollo de Estados Unidos- la Oficina del Inspector General de EE UU llevó a cabo una auditoría. Ese informe alegó que el centro había sido investigado en sucesivas ocasiones entre 2002 y 2007 y que no se habían hallado conexiones con Hamás que justificarán la retirada de la financiación.
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