«El pájaro es libre«, tuiteó Elon Musk el jueves por la noche, tras haber concluido la compra de la red social Twitter por 44.000 millones de dólares.
Tras meses de culebrón, el hombre más rico del mundo despidió inmediatamente al director ejecutivo, Parag Agrawal, así como al director financiero, Ned Segal, y a la encargada de asuntos jurídicos, Vijaya Gadde, según The Washington Post y la cadena CNBC.
Twitter no respondió de inmediato a una solicitud de la AFP al respecto.
Musk tenía hasta el viernes para cerrar la compra de la red social, de lo contrario se habría celebrado un juicio en noviembre.
La operación se alargaba desde que lanzó una oferta de compra por 44.000 millones de dólares a finales de abril, que Twitter aceptó a regañadientes.
El multimillonario trató luego de revertir el acuerdo de manera unilateral, acusando a la empresa de haberle mentido, pero el consejo de administración de la red social llevó el asunto ante los tribunales.
Hasta que a principios de este mes, a unos días de la apertura del proceso que Twitter parecía encaminado a ganar, propuso finalmente cerrar el acuerdo al precio inicialmente acordado.
El hombre más rico del mundo acudió el miércoles a la sede de la empresa, y en su perfil de Twitter cambió su presentación a «Chief Twit«, una ironía ya que «twit» quiere decir «cretino» en inglés. Luego, retuiteó una fotografía suya rodeado de empleados de la red del pájaro azul en un café de la oficina.
Pero tras publicarse en medios los despidos, varios empleados del grupo californiano respaldaron a la administración saliente.
«Gracias a Parag Agrawl, a Vijaya Gadde y Ned Segal por su contribución colectiva a Twitter», escribió por ejemplo Biz Stone, cofundador de la red social, al saludar su «talento inmenso» y su «humanidad».
Futuro de la civilización
Musk trató de tranquilizar a los anunciantes el jueves al asegurar que quiere autorizar múltiples opiniones en la red social, sin hacer de ella una plataforma «infernal» en la que todo estará permitido.
«Es importante para el futuro de la civilización tener un espacio público en línea en el que una gran variedad de opiniones puedan debatir de manera sana, sin recurrir a la violencia», escribió en un mensaje destinado a las marcas, que proveen la mayoría de los ingresos de Twitter.
Autodesignado adalid de la libertad de expresión, ha indicado que piensa flexibilizar la moderación de contenidos, alimentando los temores sobre un aumento de abusos y desinformación en la plataforma.
Abrió, entre otras cosas, la puerta a un regreso del expresidente de Estados Unidos Donald Trump, vetado tras el asalto al Capitolio de sus seguidores en 2021.
Algunos partidarios del exmandatario republicano saludaron el potencial cambio de orientación de Twitter. «¡¡¡LIBERTAD DE EXPRESIÓN!!!», tuiteó el jueves Marjorie Taylor Greene, congresista de extrema derecha.
Pero esta postura causa rechazo entre ciertos anunciantes que suelen preferir ver asociadas sus publicidades a contenidos moderados.
Musk también afirmó que no busca «hacer dinero» con esta compra sino «tratar de ayudar a la humanidad» y sostiene que es esencial para la empresa mostrar publicidades que correspondan a las «necesidades» de los internautas.
Salidas voluntarias
El polémico empresario quiere además reforzar la lucha contra los spams e hizo referencias crípticas a «X», su visión de una aplicación global que incluya mensajería, redes sociales, servicios financieros… como lo hace WeChat en China.
Tras la compra, «la cultura de la empresa podría cambiar en profundidad, y rápidamente», resaltó Adam Badawi, profesor de derecho en la universidad de Berkeley.
Según un artículo del The Washington Post de la semana pasada, Musk informó a los inversores que esperaba, a largo plazo, despedir al 75% de los 7.500 empleados de Twitter.
«Eso fue un golpe para mucha gente», declaró bajo anonimato uno de los empleados a la AFP.
Según cifras internas de la compañía, más de 700 empleados ya han dejado el grupo californiano desde junio.
«Son más bien salidas voluntarias, bien sea por razones éticas, o por razones puramente financieras. Porque una empresa que no cotiza es menos interesante», indicó este trabajador, en referencia al interés de Musk por sacar a Twitter de la bolsa de valores.
El multimillonario declaró a principios de mes que es «esencial» que otra de sus empresas, Tesla, cotice en Wall Street, «porque si al público no le gusta lo que hace Tesla, el público puede comprar acciones y votar de manera distinta».
«Es muy importante que no pueda solamente hacer lo que yo quiero», agregó entre risas.
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