La vida de Juana Brazón una mujer del campo y de su hijo Carlos Brazón, quien desde pequeño mostró pasión por la agricultura y la siembra, cambiaron para siempre desde hace 16 años cuando el muchacho fue diagnostico como paciente renal.
Desde entonces emprenden una batalla donde no han dejado de mantenerse firmes y hacer todo lo posible por ganar un día más de vida.
“Él está aferrado a la vida y aunque sabemos que en cualquier momento vamos a morir hacemos todo el esfuerzo que podemos”, comentó la mujer que esperaba a las afueras de la Unidad de Diálisis del Hospital Central de Maturín que su hijo saliera de su sesión para alimentarlo con los ocumo chino que siembra en el patio de su casa, allá en el municipio Bolívar.
“Gracias a Dios tenemos chino parejo y es lo que a él le gusta. Sale muy débil y descompensado, espero que le pase el mareo para darle comida”, narró la mujer que debe sortear entre dificultades el viaje desde la locación Güire II de Caripito hasta la capital del estado Monagas para que el muchacho no pierda su tratamiento.
Las cosas pintaban ir bien pese a la pandemia, hablando del tema transporte, pero desde hace dos meses el Yutong que les hacía el transporte, no tanto a ellos, sino también a los demás pacientes de Caripito, Punceres y locaciones vecinas, se le dañó un turbo y está paralizado.
“Si no tengo efectivo trato de conseguir una cola, sino no logramos venir” continúa el relato de la mujer que lleva consigo varios bolsos donde carga un envase plástico con ocumo chino sancochado, una botellita de agua y unas cobijas.
De no poder asistir un día, esperan el próximo para no perder la siguiente sesión. A la semana debe viajar tres meses a Maturín para que en el proceso diálisis elimine las toxinas que retiene en su organismo y que no puede liberar de forma natural.
“Hay días que se me pone malito, hace poco pensé que se me iba a morir. No bota ni una gota de orine, tiene su sonda para que drene; es difícil la situación”, contó Brazón, al tiempo que aseguró no tener familiares en la ciudad.
Contar con ayuda del Gobierno municipal es una idea de la cual desistió desde hace mucho tiempo, “no he recibido de la Alcaldía, solo hacen preguntas para llenar un papel. Ni un medicamento le han dado a mi muchacho”.
Añadió finalmente que, hay veces que el Seguro Social demora en hacer la entrega de medicamentos y debe depender de la Providencia Divina para conseguir dichos fármacos, “hay personas que compran una ampolla de más y nos apoyamos, de no ser así la historia fuera otra”.
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