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Monagas

Medina: El mar se llevó un pedazo de mí, cuando me arrebató a mi hijo

En este reportaje relataremos las historias de tres madres que han dado todo para sacar sus hijos adelante

Jose Ignacio Piñango
Redactado por: Jose Ignacio Piñango
Publicado:12 mayo, 20241:54 pm
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Medina: El mar se llevó un pedazo de mí, cuando me arrebató a mi hijo

Cada segundo domingo de mayo, es un día para homenajear, resaltar y entregar todo el amor, respeto y cariño de los hijos hacia su madre. El Periódico de Monagas no podía dejar pasar esta oportunidad para reconocer la labor que realizan día a día en defender y cuidar de sus seres queridos.

Muchas han tenido que sacrificar el tiempo y dividirse entre trabajar, estudiar y ser la cabeza del hogar. Hoy conoceremos historias impactantes de tres mujeres monaguenses: la primera se ha dedicado a acompañar a su hija en un fuerte proceso de salud con un cáncer de mamá. La segunda madre ha tenido que balancear su tiempo en el trabajo como médico para estar presente en la vida de sus hijos. La tercera historia hace referencia a la ola del dolor que ha tenido que surfear una madre al perder un hijo que buscaba un mejor futuro.

El poeta George Herbert decía que las madres son como faros de intensa y potente luz que nos iluminan desde que ponemos un pie en este mundo, y lo cierto es que no podría haberlo dicho mejor. Las madres siempre están ahí para apoyarnos y guiarnos en cada paso, para darnos los mejores consejos, subirnos la moral cuando lo necesitamos, protegernos y cuidarnos, y para querernos incondicionalmente.

Medina: Perder a mi hijo en en medio del mar es un dolor que no he podido superar

Nuri Teresa Medina, es oriunda de Güiria en el estado Sucre, pero desde hace muchos años echo sus raíces en El Tejero estado Monagas, aquí construyó con mucho sacrificio su hogar junto a su esposo y tres hijos. A pesar de los obstáculos de la vida, ella confió y se apoyó en Dios para sacar a sus hijos adelante.

Un día decidió desempolvar su mochila e irse a Trinidad y Tobago con sus dos hijos más pequeños. Pedro Rafael, el mayor, optó por regresarse a Río Salado (Sucre) y un tiempo después reencontrarse en el vecino país.

En la travesía de Pedro hacia Trinidad, una fuerte marea arrasó con el bote donde viajaba con otras 35 personas. «Ese día todo cambio para mí, me tocó recibir la fatídica llamada qué mi hijo estaba entre los fallecidos de aquel 6 de diciembre. He tenido que experimentar el más fuerte dolor para una madre, nunca voy a superar esta triste pérdida», manifiesta Medina, ahogada por el llanto, mientras es abrazada por su segunda hija.

Aunque ella no creía, ser armó de valor y regresó para Venezuela, experimento el dolor de muchas madres venezolanas que han visto a sus hijos partir de este mundo terrenal.

Medina entre lágrimas de dolor y sufrimiento miró al cielo y expresó: “el mar se llevó un pedazo de mí, cuando me arrebató a mi hijo. No he vuelto ser la misma, aunque tengo otros dos hijos que me ayudan a sobrellevar este inmenso dolor, en mi corazón siento que cada día es peor».

«Las madres somos guerreras, luchadoras y nunca nos damos por vencidas, hacemos todo lo posible por nuestros hijos, daríamos la vida si es necesario, sé que debo aprender a vivir todos los días con el dolor de haber perdido a mi preciado tesoro”, dice.

Una madre nunca miente, ama sin esperar nada a cambio y está en las buenas y en las malas. Esta noble mujer venezolana dice que “no es fácil todo lo que hemos tenido que pasar las madres de nuestro país, muchas hemos perdido hijos, se han ido a buscar un mejor futuro, mientras que otros se han quedo aquí luchando con nosotras. Solo espero que Dios me ayude a poder superar esta triste partida», relató mientras su mirada se perdía al horizonte más profundo y abrazaba la foto de hijo Pedro.

«Las madres somos guerreras, luchadoras y nunca nos damos por vencidas, hacemos todo lo posible por nuestros hijos, daríamos la vida si es necesario, sé que debo aprender a vivir todos los días con el dolor de haber perdido a mi preciado tesoro”, dice.

Familia Córdoba Montaño: Una madre de 80 años al cuidado de su hija paciente oncológica

Una historia que también se repite a diario en Venezuela, es de las madres que sacrifica todo por cuidar de sus hijos, mientras atraviesan una dura situación de salud. Estas mujeres son merecedoras del más alto reconocimiento.

Tal es el caso de Venecia Córdoba de Montaño, quien con 80 años de edad, es el pilar fundamental y apoyo de su hija quien atraviesa una dura batalla contra el cáncer de mamá.

La fe y la esperanza en Dios las mantienen más unidas que nunca y asegura que ser madre es el sentimiento más puro y sincero que puede vivir una mujer, «eso es lo más grande que hay en el mundo, aunque tengo una sola hija, agradezco cada una de las satisfacciones que me ha dado en estos 80 años que tengo. Aquí seguimos de la mano de Dios siempre, el amor que sentimos es recíproco ”.

El donarse al 100%, ha hecho de estas dos mujeres una fuerza inquebrantable que supera cualquier circunstancia de la vida o del destino.

Córdoba de Montaño manifiesta que ser madre «no tiene límites, si se tiene que dar la vida por un hijo lo hace sin esperar nada a cambio. He tenido que acompañar a mi hija en todo este proceso y así lo estaré siempre. Porque ella lo es todo para mí ha sido buena en todos los aspectos de la vida. Todos los días pido a Dios que me le de mucha salud a mi hija, porque tenemos la fe en el todopoderoso que ella superará toda esta enfermedad”.

Y aunque el mundo pareciera ir en su contra, Venecia sigue firme y esperando el milagro para su hija Venecia. Darse por vencida no está en sus planes y siguen buscando vencer el cáncer, «porque Dios tiene la última palabra».

Dra. Aponte Castro: Ser madre significa hacer sacrificios y dar todo por nuestros hijos

Gladys Aponte Castro, es médico anestesiólogo y especialista en Terapia del Dolor y Cuidados Paliativos y madre de una hermosa hija. En esta historia todo no ha sido color de rosa, porque desde su papel de madre le ha tocado ejercer su mayor sueño en el área de la medicina, además de impartir conocimientos a nuevas generaciones.

Aponte dice que nada en la vida es fácil, pero el venir de una familia trabajadora y contar con una madre ejemplar que se sacrificó a todo pulmón, tiene ese ejemplo a seguir.

“Quizás cuando mi hija estaba más pequeña era mucho más difícil, ahora de grande ella es un complemento porque vive las experiencias que voy teniendo en el trabajo».

«Cuando mi hija se enfermaba era más compleja la situación, pero poco a poco lo fui manejando y ahora si entiende el rol de médico y de madre que he tenido. Pero el amor de madre es lo más grande que un hijo puede tener y recibir”.

Como toda madre venezolana, para alcanzar las cosas, tiene que hacer muchos sacrificios y la doctora Gladys Aponte Castro no escapa de esta realidad, ella entre risas y las ganas de llorar dice que “el sacrificio más grande que tuve que hacer es el compartir más tiempo con mi hija cuando ella estaba más pequeña, porque muchas veces tuve que pasar más de 12 horas en un quirófano, pero mi amor, cariño y comprensión siempre estuvieron presentes. Traté de jugármela con las dos cosas: la de ser madre, amiga y confidente y el de ser médico y ayudar a tanta gente en estos 25 años”.

Para la anestesióloga su madre fue un pilar fundamental, ese aprendizaje le permite gozar hoy de la admiración de Verónica, y de sus estudiantes del postgrado.

En esta parte, las lágrimas, la tristeza y el orgullo estuvieron presentes en cada momento de esta corta pero sentida entrevista, a una mujer que ha dedicado parte de su vida, a sanar a los más necesitados.

“Qué es para mi ser madre, es una pregunta difícil porque me trae a la mente los recuerdos de mi mamá, porque fue una mujer que se dedicó al trabajo. Esta es una deuda moral que tengo con mi hija, mi madre me enseñó hacer la mujer que soy hoy en día. Cada día trato de enseñar y facilitar las cosas a mi hija, creo fielmente que estoy haciendo las cosas bien, eso es parte del sacrificio de una madre, que da todo por el todo por sus hijos, mi hija es todo pero todo para mí”.

Una madre lo es todo en la vida

Cada madre venezolana tiene una historia para contar sobre todo de los desafíos que afrontan, unas porque han tenido que verlos partir de este mundo terrenal antes de tiempo, otras se conformarán con una videollamada, muchas otras lo pasarán en la sala de un hospital, y así también le tocará a muchos hijos, pero lo que sí es importante es que madre hay una sola y como el amor de mamá ninguno.

Feliz día de las madres, a todas las que sin pensarlo dan todo por sus hijos.

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