
Desde tempranas horas frente a la plaza Rómulo Gallegos, se levanta la única librería del estado Monagas al aire Libre. Allí, entre una mesa y el aroma del papel, Ricardo Palomo, dedica sus días a mantener viva la pasión por la lectura.
Desde hace cinco años, Palomo atiende su espacio de lunes a viernes, de 8 de la mañana a 6: 00 pm de la tarde. Su historia comenzó por necesidad, pero se transformó en una vocación.

“Empecé vendiendo mis propios libros por una artrosis en la rodilla y porque ya no conseguía empleo. Comencé con 80 libros y hoy tengo cerca de 3 mil libros”, indicó.
Los textos que exhibe provienen, en su mayoría de donaciones y consignaciones de amigos o personas que emigraron y dejaron atrás sus bibliotecas. “Muchos me traen libros para compartir la ganancia y otros simplemente los donan. Con eso también hago entregas a escuelas y docentes de municipios foráneos que buscan material educativo”, comentó.

Palomo no solo vende libros, también regala conocimiento. Esta semana, por ejemplo, donó 50 ejemplares de poesía y literatura a transeúntes y jóvenes, con la intención de despertar en ellos el amor por la lectura.
“Los libros son las alfombras mágicas de la imaginación. En ellos está el verdadero aprendizaje”, expresó con convicción.

En su librería se consiguen textos de todos los temas, desde manuales de carpintería, herrería y mecánica, hasta novelas, libros de autoayuda, poesía y medicina. Los precios son accesibles desde 220 hasta 3 mil bolívares, pues su intención, más que vender, es mantener abierta una puerta al conocimiento.

“Sí, la tecnología ha desplazado muchas cosas, pero no el valor del libro. La lectura debe enseñarse desde el hogar y la escuela. Un libro en papel tiene alma, tiene olor, tiene historia”, dijo.
Foto: Pasantes Santiago Hernández
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