El problema no sólo son las aguas residuales que corren libremente por los brocales de las calles del Mercado Viejo de Maturín.
En horas de la tarde, se evidencia cúmulos de basura que se forman a diario debido a la actividad comercial debido a que los habitantes de la llamada “ciudad distinta”, que acuden en busca de ofertas.
Los olores nauseabundos predominan en la zona a cualquier hora del día, sobre todo en las áreas detrás del Museo Mateo Manaure (MMM) causando la proliferación de insectos y convirtiendo al mencionado recinto en un lugar insalubre.
Las aguas negras que emanan desde el centro de compra y venta de mercancía han llegado a las inmediaciones del colegio Vicente Salías, lo que representa un foco infeccioso tanto para niños como para el personal docente y administrativo que allí labora.
Una de las zonas del mercado viejo donde se evidencia mayor problemática es en aquellos comercios que están situados en las inmediaciones del Complejo Cultural, allí, los vendedores de alimentos, frutas y hortalizas, así como los yerbateros; han improvisado toldos con palos y plásticos para resguardarse del inclemente sol o de la lluvia.
Quienes a diario laboran en el mercado viejo solicitan a las autoridades municipales y regionales ser tomados en cuentas en un plan de reordenamiento y sanidad pero que les permita laborar en el mismo lugar.
“Lo que solicitamos es realizar una limpieza integral y de acondicionamiento en los espacios donde cada uno de nosotros ofrece la mercancía a los clientes”, aseguró Milgret Mendoza, quien tiene más de 12 años trabajando en el Mercado Viejo.
Para Rosaura Delgado, es necesario establecer una mesa de trabajo con las autoridades locales, “que nos tomen en cuenta, que se sienten con nosotros a dialogar y nos escuchen”.
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