
Maturín despidió con profundo pesar a Elimenia Figuera, cariñosamente conocida como “Meña”, un personaje popular que dejó huellas en quienes la conocieron. Su alegría, su peculiar forma de bailar y su constancia para salir cada día a la avenida Bolívar, incluso en medio de sus problemas de salud, la convirtieron en un rostro de esta ciudad.
Desde muy temprano, “Meña” se instalaba en la concurrida avenida, ofreciendo caramelos y buscando el apoyo de quienes pasaban. No solo vendía, sino que regalaba sonrisas y gestos que la hicieron inolvidable.
Algunos en tono de broma, la usaban como referencia para asustar a los niños, pero todos sabían que detrás de esa figura alegre, había una mujer luchadora y de gran nobleza.
El pasado sábado 9 de agosto, partió apenas dos días antes de cumplir 53 años, fecha que su familia recibe hoy entre lágrimas y recuerdos. “Es un dolor muy grande. Hoy estaría de cumpleaños y no la tenemos con nosotros”, expresó su hermana Josefa Márquez.

La vida de “Meña” cambió hace seis años, cuando sufrió un accidente en la Vía La Pica, el cual le causó una lesión grave en la pierna izquierda. Le colocaron platinos en el tobillo y con el tiempo la pierna comenzó a hincharse y a dolerle de forma constante.
A pesar de las recomendaciones médicas y familiares para que guardara reposo, “Meña” insistía en salir. “Uno le decía: ‘Meña, por favor, no salgas’, pero ella igual se iba. Decía que tenía que estar en la avenida Bolívar. Era muy independiente y no quería quedarse encerrada”, relató Josefa.
En los últimos días, su salud empeoró rápidamente. La familia esperaba una cita médica y organizaba la búsqueda de donantes de sangre, pero la enfermedad avanzó sin dar tiempo. “Murió con sus cinco sentidos completos. Esa noche nos habló, mi hermano le hizo ejercicios, parecía estable, pero en la madrugada, cuando fuimos a verla, ya se había ido”, recordó su hermana con tristeza.
“Meña” deja un hijo de 23 años, para quien su partida ha sido un golpe muy duro. “No es fácil perder a una madre. Ella siempre me decía: avanza, no tengas miedo, trabaja para lo tuyo. Ese consejo me queda para siempre. La voy a recordar donde sea que vaya y la voy a extrañar todos los días”, dijo.

En vida, “Meña” fue más que una vendedora ambulante. Era un personaje pintoresco que se ganó el cariño de comerciantes, transeúntes y vecinos. Su estilo único, sus pasos de baile y su carácter la hicieron parte del paisaje de la ciudad.

Muchos la recuerdan acercándose con su forma particular de caminar, siempre dispuesta a intercambiar una palabra, a saludar con efusividad o a bailar aunque no hubiera música. “Ella agradecía a toda la gente que la ayudaba. Decía: ‘Que Dios los bendiga’. Nunca pensó que se iría tan pronto, pero siempre supo reconocer el cariño que le tenían”, contó su hermana.
La noticia de su fallecimiento llenó las redes sociales de mensajes y fotografías. Historias sobre su generosidad, anécdotas de sus ocurrencias y palabras de despedida inundaron las redes sociales.
Hoy, en su cumpleaños número 53 “Meña” no está físicamente, pero su recuerdo sigue vivo en las calles que recorrió y en el corazón de quienes compartieron un momento con ella. Maturín no olvidará a esa mujer que con un puñado de caramelos y un baile improvisado, regalaba alegría incluso en sus días más difíciles.
Foto: Carlos Rondón
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