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Maturín

Los migrantes que se convirtieron en iconos de Maturín con su lección de trabajo

Tres familias han asentado sus negocios en Maturín apostando a la prosperidad, impulsando la economía, y haciendo que en sus descendientes se mantenga un común denominador: el trabajo

Ernestina Herrera
Redactado por: Ernestina Herrera
Publicado:7 diciembre, 202210:21 am
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Los migrantes que se convirtieron en iconos de Maturín con su lección de trabajo

Esta sección que iniciamos hoy para conmemorar el aniversario de Maturín está vinculada al amor de los inmigrantes que llegaron hace más de 50 años, huyendo de la guerra y que se quedaron en Venezuela para llenar de amor esta tierra, para ofrecer lo mejor de sí. Tres familias han asentado sus negocios en Maturín apostando a la prosperidad, impulsando la economía, y haciendo que en sus descendientes se mantenga un común denominador: el trabajo. Esas familias son los Chaer, con esa visión futurista de un hombre prendido de Maturín, José Chaer , «el padre» de Tu Preferida, un icono de Maturín; los Capia, que han hecho de la Pastelería Monagas una marca y la historia de amor de los Tomasetti, que inspiró la creación del Hotel Luciano Jr.

Siguiendo a las campanas de San Simón

El centro de la ciudad tiene su identificación en Tu Preferida, y las imágenes de esa esquina constituyen la historia de una familia de origen libanés que formó José Chaer junto con su esposa Susu. José Chaer recorría todo el centro de Maturín con una sonrisa permanente y con un café en la mano, contaba cómo había llegado hace 50 años a Venezuela y después de estar un breve tiempo en el Mercado de Quinta Crespo, en Caracas, entre sacos de papa, se vino a Maturín con un primo, se enamoró de Maturín y en su conciencia de hombre bueno y progresista llevaba el sonido de las campanas de la Iglesia de San Simón. La familia la constituyeron cinco hijos: Ragden, Nicolás, Mary Carmen, Omar y Machal. La Preferida fundada en 1960 representó no solo el sostén de la familia sino de donde se partió para otras iniciativas de carácter privado, un sueño que acarició José Chaer al llegar a Venezuela en 1954, con apenas 17 años de edad, sus inicios lo ubican como ayudante de sastre llegando a ser tan diestro que en 1960 monta Tu Preferida, en 1979 impulsado por su pasión por esta profesión diversificó la sastrería e introduce ropa ya elaborada y comenzó a ofrecer crédito para los trabajadores públicos. las fiestas navideñas tenían el sello de La Preferida, amplía la gama del negocio y ofrece marcas reconocidas, muchas familias de Maturín tenían en José Chaer la orientación y no había graduación o matrimonio que no tuviera el sello de La Preferida, la tienda se convirtió en un icono, en el lugar de encuentro y por siempre tendrá en su figura que ahora han seguido sus hijos, ese toque de caballerosidad que José Chaer emprendió a lo que hacía y que transmitió a sus generaciones, hijos y nietos.

El Luciano Junior el «hotel de la ciudad» con una historia de amor

Algunos se preguntarán por qué el diseño del Hotel Luciano Junior tiene forma de un barco, y es que el arquitecto que lo elaboró escuchó la historia de amor del señor Luciano Tomasetti, italiano, del norte, y de Avelina, española; ambos se conocieron en un barco cuando venían de Europa hacia Venezuela, junto con aquella cantidad de inmigrantes europeos que huían de la guerra y del hambre. Allí nació el amor que se tranformó en matrimonio, se instalaron inicialmente en Caripito situación que no era rara si tomamos en cuenta que la explotación petrolera atrajo a numerosos extranjeros para la entonces gran ciudad de puerto, la profesión del señor Luciano era ayudante de mesonero, después de Caripito se fueron para La Toscana y finalmente compraron en Maturín el Bar Barinas, donde estaba el antiguo Cine Atlas, se ofrecían tapas, aprovechando la influencia española de la señora Avelina y a esto se agregaba igualmente el toque italiano, así fue creciendo en la mente del señor Luciano la idea de la inversión en hoteles, primero El Emperador, después El Friulli y finalmente en el 90 el Hotel Luciano Junior con un crédito bancario.

En la actualidad Carlos González, tercera generación, administrador, se formó para ocupar la gerencia, no fue una escogencia que no estuviera bien pensada, mantenimiento y lo que el considera su mejor aprendizaje la División de Compras en pleno paro petrolero, había que ingeniárselas, hasta una trilladora de maíz tuvo que adquirir, a este joven Gerente le ha tocado duro, épocas realmente difíciles para el sector hotelero, disminución del turismo por la pandemia y si algo puede caracterizar su gestión es la  resiliencia. En los actuales momentos después de vita lo dejado atrás este joven gerente que nunca ha pensado en irse piensa que hay buenas perspectivas, se siente optimista » ya pasamos lo peor y lo mejor está por venir».

Trabajo y familia

No se trata del eslogan de una empresa, es la premisa que siempre ha mantenido la familia Capia, oriunda de Messina, Sicilia (Italia), quienes hace 53 años, en 1969, fundaron la Pastelería Monagas en todo el centro de la ciudad, en el Boulevard Arriojas, actualmente la Pastelería Monagas que se expandió hacia la zona de mayor crecimiento de Maturín, hacia Tipuro, al norte de la ciudad, está dirigido por la segunda generación, Carmen y su hermano Francesco, su padre italiano, su madre ecuatoriana, como todos los inmigrantes vinieron a trabajar, le conceden al trabajo el elemento fundamental de la existencia. El papá de Carmen era pastelero y esto que tienen en la actualidad está orientado hacia ese valor, el de levantarse todos los domingos de sol a sol y de lunes a domingo a mantener sus empresas, todo con modestia, con sentido de economía, se sienten tan venezolanos como cualquiera que haya nacido aquí, pero reconocen que esa herencia les dio una característica propia del inmigrante, el saber que las cosas hay que lucharlas y cero derroche, todo se hace en base a criterios de economía, y para Carmen -quien conversó con los reporteros- considera que lo más importante es que el emigrante no emigra dos veces.

Lo importante y el secreto de la Pastelería Monagas es que han sabido reinventarse, bajo este concepto abrieron en plena pandemia la sede de Tipuro que tiene un valor agregado que lo constituye la venta de licores. Considera nuestra entrevistada que lo otro que los hace distintos es la constancia. «Hay mucha gente que inicia cualquier emprendimiento y de repente piensa que en uno o dos meses ya tendrá la ganancia y no es así, en una economía tan volátil como esta, hay que tener paciencia y sobre todo vigencia, estar consciente de que no siempre el negocio dará todo, nosotros comenzamos de cero y tenemos el legado de nuestros padres que sin privilegios, modestamente, ahorrando y ganándonos las cosas tenemos que mantenernos. Por lo menos yo tengo 40 años de trabajo que valoro, mi madre está encargada del negocio del centro, nos criaron de una manera dura, nos hicieron para el trabajo y también para el respeto, he allí la base de nuestro éxito como lo es el hecho de que la familia constituye el centro de todo».

Para estos días la Pastelería Monagas abrirá su cuarta sede en la avenida Juncal en alianza con Megafarma, dando ese toque que los ha caracterizado de calidad en los productos que producen.

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