A lo largo y ancho de Venezuela hay leyendas y mitos famosos, quizás El Silbón, La Llorona, La Sayona y El Jinete sin cabeza son los más representativos dentro de la cultura popular del país.
En el municipio Acosta, al norte del estado Monagas existe la famosísima “Culebra de Ipure”, leyenda que ha llegado hasta los concursos de belleza internacionales en los trajes típicos usado por las misses.
Lo único cierto de esta leyenda es la existencia de una laguna que actualmente está arropada por la maleza, sin embargo, a pesar que se trata de una historia, los habitantes del sector donde ocurrió el hecho defienden con todo su ser el ancestral mito.
Ipure, es una comunidad conformada por seis sectores: Cerro Colorado, La Carapa, La Sabana, Quiriquire, Piedra de Moler y La Laguna, siendo este último donde cobra fuerza el cuento que por años se ha trasmitido de generación en generación y que hasta un baile típico posee.
Los pocos moradores de La Laguna, reclaman con fuerza que lo sucedido en sus predios y que, lo que culturalmente se ha dado a conocer representa una adaptación que hicieron en Ipure, ya que allí anteriormente se conseguían muchas culebras “rabo amarillo”.
Algo similar dicen quienes habitan en Ipure, comunidad a escasos 15 minutos de La Laguna, alegan que la leyenda es de ellos y por tal razón crearon la danza al ritmo del mare mare.
Sea de quien sea la manifestación cultural, lo cierto es que pertenece al colectivo monaguense, donde su máxima expresión cobra fuerza en el poblado de San Antonio de Capayacuar, capital del municipio Acosta y desde allí se ha extendido a todas partes.
Según el relato que quienes habitan en las cercanías del afluente, aseguran que años atrás la laguna era un “espejo de agua” con olas parecidas al mar y permitía el disfrute y compartir de las familia, sin embargo, las oraciones de un sacerdote que fue llevado para calmar a la serpiente, la fue secando paulatinamente.
Desde el maravilloso lugar se puede contemplar un paisaje espectacular, con unas vistas maravillosas, además se puede apreciar la represa El Guamo, las montañas de Las Puertas de Miraflores, la escuela del sector en forma de palafito y las cabañas de Kilimanjaro.
Adicionalmente, el clima frio permite la producción de frutas como piñas, naranjas y el cultivo de flores y plantas como el cebollín.
Según la tradición oral, la laguna de Ipure era un manantial que saciaba la sed de los indígenas que habitaban en la zona.
Un mal día, unos hermanos acudieron hasta el acuífero a buscar agua y una serpiente gigante se tragó a una niña, desapareciendo posteriormente en las aguas de la laguna.
El niño regresó y comentó lo sucedido por lo que los moradores decidieron sacar la culebra, abrirla y extraer a la niña. El cuerpo de la serpiente fue colgado en una rama y de allí se volvió a desaparecer.
Para quienes habitan San Antonio, esta es una leyenda en todo el sentido de la palabra debido a que ni la culebra ni la niña aparecieron nuevamente.
Desde Maturín hasta San Antonio se puede llegar en carro o autobús que cubren la ruta, el trayecto puede durar entre hora y media o dos horas, según el medio de transporte elegido.
Llegar hasta la comunidad de La Laguna no es difícil, se necesita un carro rustico o 4×4, ya que la misma está situada en una colina a unos veinte minutos de la capital del municipio Acosta y parte de la carretera es de tierra.
Quienes decidan visitar el sector la Laguna es necesario que vayan en ropa cómoda y zapatos deportivos, adicionalmente un abrigo por si en horas de la tarde siguen en la localidad, y recomendamos llevar algo de dinero en efectivo por si gusta comprar algo de la producción local y contribuir así con los habitantes.
Es necesario hacer mención que el sector La Laguna no es una ruta turística, sin embargo posee las condiciones idóneas como tal, por lo que se hace necesario contactar al equipo de turismo de la Alcaldía de Acosta, para que brinde las orientaciones necesarias.
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