
Cada quien vive la fe y la espiritualidad a su manera, es imposible seguir un patrón particular más allá de creer en o no en Dios y los santos.
Cristian Henríquez, conocido por ser la «Voz del Tránsito» de la capital venezolana y hoy día radicado en Maturín, no sintió ninguna presencia anormal, tampoco vio una luz o destellos que le permitieran decir, es José Gregorio Hernández; pero es su fe y convicción con la cual asegura que su sanación es producto de la intercesión del llamado «médico de los pobres».
Su historia con el próximo santo de la Iglesia Católica inicia cuando fue a rescatar su papá, porque a la moto se le había soltado la guaya y estaba accidentado. «Me paro en una esquina para ayudarle, el acelera y yo me caigo».

Relata el locutor que tras ser llevado a una clínica en Caracas, le hacen una placa que arrojó fractura de clavícula, por lo que fue necesario someterlo a una operación donde le colocan un alambre de Kirschner y un tutor de brazo, «me mandan tres meses de reposo, yo dormía prácticamente sentado».
Trascurrido el tiempo indicado, «me toca consulta nuevamente, el doctor saca el alambre y me dice que perdí la operación, en ese momento caigo en depresión porque me era casi imposible moverme».
El ex coordinador de Trafitcenter cuenta que su papá siempre ha sido devoto del «Venerable», por lo que decidió llevarlo a la «Casa Espiritual de José Gregorio Hernández» en la a Zona 7 de José Félix Rivas, a la que muchos llaman «calle de los brujos».
«Recuerdo que nos levantamos temprano y fuimos, al llegar lo primero que vi fue un altar y después salió una persona con un atuendo de JGH. Me hizo una oración y me presionó el hombro, sentí una puntadita y me dijo persígnate. Me puse nervioso porque no había movido el brazo, pero empecé hacerlo», asegura Henríquez.

Entre las recomendaciones que dieron al locutor fue hacer ejercicio subiendo y bajando el brazo cuando se estuviera bañando. También estaba colocar un vaso de agua cerca de la ventana con una vela encendida y la puerta abierta.
«A los 15 días me hago una nueva placa y el hueso estaba soldado con especie de un nudo, eso fue obra de José Gregorio Hernández, porque si la ciencia y los médicos o pudieron hacerlo, entonces la única explicación es que fue José Gregorio».
Para quien fue la «Voz oficial de la Máquina», la canonización de Hernández debió producirse mucho antes, «pero igual se celebra de forma esplendida y representa un gozo para el país».
A su criterio, el hombre que será elevado a los altares de la iglesia universal, es un referente para la medicina, «él trabaja en silencioso, es de poco hablar pero de mucho actuar».
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