Este 28 de diciembre es un día triste para los habitantes de la población de Caño Los Becerros en el municipio Piar, que hace dos años vivió una lamentable tragedia que cambió la vida de todos. A pesar del tiempo, familiares de las víctimas y sobrevivientes, no han podido olvidar ese fatídico día.
Llevar una vida normal como antes ya no es posible para al menos 28 sobrevivientes que deben sobrellevar traumas psicológicos e incluso frustraciones, es decir, de ser personas independientes a tener que depender de familiares. Algunos incluso se les hace complicado poder dormir tranquilamente en las noches.
“Es muy difícil poder superar este terrible suceso, pasen los años que pasen, uno no se puede reponer de esta tragedia. Yo todos los días recuerdo a mi mamá, todo el tiempo que estuvo hospitalizada, ella lamentablemente murió el 15 de enero de 2021 en el hospital de Ciudad Bolívar. Los que quedaron vivos lo que necesitan es ayuda tanto para sus tratamientos como psicológica”, contó con la voz entrecortada y lágrimas en sus ojos.
Uno de los testimonios más dolorosos y estremecedores es el de Yamileth Romero, una madre que perdió a dos de sus hijos en la tragedia cuando solo tenían 9 y 12 años. Pese a que fueron llevados al hospital de Ciudad Bolívar, debido a la gravedad de las quemaduras, sus cuerpos no pudieron resistir el terrible dolor.
“No hay un solo día en que no deje de pensar en ellos, mi hijo pequeño es quien me anima a seguir y Dios que me da la fortaleza, porque esto de verdad es muy fuerte, es algo que no le deseo a nadie, ni a mi peor enemigo. Recuerdo cuando mi hijo me decía que no se quería morir y que tal vez nunca volvería a vivir una Navidad o un 31 de diciembre”, narró Romero con lágrimas cayendo por su rostro.
Entre los testimonios de sobrevivientes a la tragedia, está la conmovedora historia de Yaneth Marcano quien resultó con quemaduras de tercer grado en varias partes de su cuerpo. Hoy en día debe usar prensas que cubran sus brazos para no exponerlos al sol, así como lentes oscuros y gorras.
“Desde ese momento a nosotros nos cambió la vida por completo, prácticamente no podemos hacer nada, lo que nos queda es seguir luchando. Yo antes no dependía de nadie, ahora tengo que depender de mis hijos. No puedo dormir tranquila como antes, a cada momento hay que pararse a echarse cremas porque la picazón es horrible. A dos años de la tragedia para mí es muy triste no poder abrazar a mis hijos y nietos porque me duele, tener cuidado que no me lastimen y vivimos con traumas, cualquier grito o algo uno se asusta. Esto para mí ha sido una película de terror esto que he vivido”, declaró Marcano.
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