Durante la espera del cañonazo muchos son los zulianos que comen las doce uvas del tiempo en alusión a la espera de un mejor año, lleno de suerte y prosperidad.
Esta tradición proviene de España, y se remonta a 1882, una época en la que la burguesía presumía de comer uvas en fin de año acompañadas de champán. Un lujo al que no todo el mundo podía acceder en esa época.
Una de las teorías dice que, a partir de este momento, la gente decidió acudir a las plazas mayores de las ciudades para comer uvas al son de las campanadas de media noche.
“En la familia se acostumbraba a tener uvas y comérselas mientras van sonando las campanadas” expresó Mary Zabala, habitante del sector Los Olivos en Maracaibo.
Además, comentó que, por cada uva que se come, se piensa el deseo que se quiere para el año venidero.
La numerología sí juega un papel importante. Cada uva representa buena suerte en cada mes del año, pero toda la fruta debe comerse durante el tiempo que tarda el reloj en sonar 12 veces. Si te comes las 12 mientras pides un deseo, al final tendrás buena suerte en el nuevo año, señalan los expertos.
Si tu primera uva resulta ser dulce, recibirás enero con optimismo porque se supone que garantiza buena suerte, mientras que una amarga sugiere malas vibraciones.
Y, si terminas a tiempo, este éxito significa que se concederán los deseos. Pero, por supuesto, la buena suerte puede suceder por motivos más sentimentales en forma de felicidad y paz.
Asegúrate de que las uvas sean pequeñas sin semillas, preferiblemente amarillas. También sería una buena idea comenzar a ejercitar la boca; sabemos que tendrás muchas oportunidades con las comidas navideñas, así que comience con 12 dulces, galletas o incluso solo uvas.
Esta tradición se practica en Venezuela, México y algunos países de América Latina, donde las familias antes de las doce campanadas se reúnen para compartir.
Con información de El Financiero
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