Estados Unidos busca evitar una nueva expedición planeada para recuperar objetos de interés histórico del naufragio del Titanic, respaldado en una ley federal y un acuerdo internacional para tratar el sitio como un cementerio sagrado.
El desafío legal surge más de dos meses después de la implosión del sumergible Titán, donde cinco personas perdieron la vida cerca del naufragio.
La empresa programó tentativamente para mayo de 2024 el viaje, pero el gobierno de EEUU considera que perturbaría artefactos y restos humanos que aún pudieran existir.
RMS Titanic Inc argumenta que tiene el derecho de salvamento en aguas internacionales, por lo que no tiene intención de buscar ningún permiso.
La compañía exhibe objetos recuperados del lugar del hundimiento en el fondo del Atlántico norte, desde cubiertos hasta un pedazo del casco.
La disputa legal no tiene nada que ver con la tragedia ocurrida en junio pasado, en la cual estuvo involucrada una compañía distinta y un navío con un diseño poco convencional
El debate se desarrolla en la corte federal en Norfolk, Virginia, la cual supervisa los asuntos relacionados con el Titanic.
Se basa en una ley federal y en un pacto con Gran Bretaña para tratar el naufragio del Titanic como un monumento para las más de 1.500 personas que fallecieron.
Estados Unidos argumenta que la ley federal y su acuerdo con Gran Bretaña regulan el ingreso por el casco del Titanic, así como la alteración o perturbación física del naufragio.
“RMST no es libre de ignorar esta ley federal promulgada válidamente; sin embargo, esa es su intención”, afirmaron abogados del gobierno de Estados Unidos en documentos presentados el viernes ante el tribunal.
Añadieron que al naufragio “se le privará de las protecciones que le otorgó el Congreso”.
La expedición de RMST planea fotografiar todo el naufragio.
Eso incluye “el interior, en donde el deterioro ha abierto brechas suficientes para permitir que un vehículo operado de forma remota penetre el casco sin interferir con la estructura actual”.
Además de recuperar objetos del campo de escombros, como por ejemplo de la sala Marconi. «Solo si dichos objetos no están fijados al naufragio en sí”.
La sala Marconi alberga la radio del barco —un telégrafo inalámbrico Marconi— que emitió las señales de socorro del Titanic después de que el trasatlántico chocara contra el iceberg.
Justamente el barco se hundió después de chocar con ese iceberg en 1912.
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