«Menos mal que compré carne el domingo», aseguró la señora Marina Rincón, quien se encontraba en un supermercado asiático de la avenida Bicentenario de Maturín realizando algunas compras para el almuerzo al constatar el nuevo valor del alimento.
Los monaguenses no escapan a la crisis económica que atraviesa Venezuela, aunque muchos alegan que el país salió de lo que es considerado como hiperinflación, en la calle se refleja aún la inflación y es notorio en las alzas constates de precios en los productos (alimenticios o no) que se encuentran en los anaqueles.
La variación diaria de la divisa norteamericana ha obligado a los propietarios de los locales a cambiar el valor del producto dos y tres veces por semana, alegan que en el país casi todo es importado, incluidas la mayoría de las frutas, fertilizantes, semillas, alimentos, insumos para animales, entre otros.
Al entrar a un abasto (grande o pequeño) es común encontrarse con empleados realizando el cambio de precios, sobre todo en aquellas horas cuando el Banco Central de Venezuela (BCV) y el llamado «Paralelo» actualizan sus montos de cotización.
Según los consumidores, los cambios constantes perjudican a los compradores y trabajadores, quienes perciben un sueldo no dolarizado cuando la economía venezolana se mueve por la moneda estadounidense.
Cruzada por el legal
Diputados del Consejo Legislativo Socialista del Estado Monagas (Clsem) junto a representantes de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos de Venezuela (Sundee) y otras instituciones encargadas de velar por el bienestar de la ciudadanía, han salido a la calle para hacer valer el cobro justo de los productos a taza del BCV y afianzar que la moneda de curso legal es el Bolívar.
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