Intocable, imbatible, único. Novak Djokovic (3º ATP) ganó Roland Garros al derrotar en la final a Casper Ruud (4º) este domingo y se convirtió en el primer tenista que alcanza los 23 torneos del Grand Slam, rompiendo el empate que mantenía con Rafael Nadal.
El serbio, que conquistó su tercer Roland Garros tras haber ganado en 2016 y 2021, se impuso por 7-6 (7/1), 6-3 y 7-5, en tres horas y 13 minutos.
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A sus 36 años nadie tiene una colección similar: se convierte en el único tenista que ha ganado todos los Grand Slams al menos en tres ocasiones y el lunes recuperará el número 1 de la ATP, por lo que extenderá a 388 semanas su récord en la posición de honor.
Brady, Mbappé e ‘Ibra’ como testigos
Su tercera Copa de los Mosqueteros, en las pistas en las que Nadal cuenta con una estatua gracias a sus 14 trofeos, le permite romper el empate a Grand Slams con el español en la galáctica carrera que mantienen.
Con Roger Federer -20 grandes- retirado y Nadal de baja para curar su castigado cuerpo y retirarse del circuito tras una última temporada en 2024, ‘Djoko’ puede haber dado el golpe definitivo.
En una tarde de bochorno en la capital francesa, su coronación fue seguida desde su ‘box’ por Tom Brady, considerado el mejor jugador de la historia del football americano. Kylian Mbappé y el recién retirado Zlatan Ibrahimovic tampoco se lo perdieron.
La resistencia de Ruud terminó con la hora y 21 minutos que aguantó en el primer set.
Su puesta en escena había sido impecable, sin los nervios que le paralizaron en la final del año pasado ante su referente Rafa Nadal. Un juego en blanco al servicio y a continuación una rotura, la única que logró en el partido, fueron su botín (2-0).
Djokovic parecía desorientado tras las espectaculares ovaciones que le dedicó la Philippe Chatrier antes de comenzar, después de una quincena en la que su mínimo gesto de enfado le costaba una tanda de abucheos.
El chacal de los ‘tie-breaks’
Saltó a la pista casi sorprendido. Pero con el paso de los minutos demostró que nadie se agarra al partido como él y poco a poco fue encontrando rendijas en la solidez de Ruud. Quirúrgico, acertó con su primera bola de rotura y el duelo se fue al ‘tie-break’.
Entonces apareció el chacal de las muertes súbitas, el extraterrestre que se va de Roland Garros sin haber cometido un solo error no forzado en los seis ‘tie-breaks’ que ha disputado en el torneo, para dejar tocado y hundido a Ruud.
El noruego había interpretado a la perfección el guion que necesitaba para tener alguna opción: Un juego variado desde su potente derecha y valentía al resto. Pero ‘Djoko’ parece tener una marcha más que solo se activa cuando se llega a los ‘tie-breaks’.
Zarandeado por el golpe de realidad, Ruud encajó un 3-0 de inicio en la segunda manga. El partido no tuvo mucha más miga, un paseo de Djokovic hacia su cita con la historia. Tumbado, en la tierra batida parisina, saboreó su ascenso a los cielos del tenis.
Vía: Banca y Negocios
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