La comunidad de La Morita II, junto con representantes y deportistas de las escuelas de beisbol de la Liga Municipal de Francisco Linares Alcántara, rindieron un emotivo homenaje póstumo a Gabriel Alexander Rodríguez Ibarra, un niño de 11 años cuya vida fue cegada por un acto de violencia.
El joven dejó de existir después que un adolescente de 14 años, quien era su vecino, le propinó una certera patada en el pecho que lo tumbó contra la acera impactando la cabeza con el concreto.
Gabriel, descrito por su padre, Humberto Rodríguez, como un “niño excelente y beisbolista”, era querido en su comunidad y destacaba en el deporte, además soñaba con convertirse en un profesional.
Admiraba a los jugadores Shohei Ohtani y Ronald Acuña Jr y se distinguía por su habilidad como pitcher y su versatilidad en el campo. «El apoyo de la comunidad durante este difícil momento ha sido abrumador, refleja el impacto que Gabriel tuvo en aquellos que lo conocieron”, enfatizó su progenitor.
La Escuela Morita Soto, donde el niño y sus hermanos jugaban beisbol, se unió al homenaje y recuerdan al joven no sólo por su talento deportivo, sino también por su conducta ejemplar y su excelencia académica.