25Abr2024

"Las tres víctimas inocentes heridas por balas perdidas se encuentran en terapia intensiva en el hospital Dr. Miguel Pérez Carreño y estamos a la espera de su evolución", dijo el periodista Román Camacho

Por: Ernestina Herrera  |   26 May, 2021 - 12:37 pm

Cada barrio tiene su propio universo, actores y lógicas propias.  El año pasado cuando ocurrieron los hechos de Petare muy similares a los que están ocurriendo hoy en La Vega  demostraron que   la Vega, y la Cota 905   hay tres cosas básicas que se deben tener en cuenta para reflexionar sobre estos eventos: el contexto de profunda violencia estructural que padecen los venezolanos, la estructura de oportunidades ilícitas que el propio sistema ofrece y la violencia institucional que le es funcional a las dos anteriores.

En primer lugar ¿Cómo y por qué se conforman bandas con este alto poder de fuego? Este fenómeno es una muestra de la precariedad institucional del Estado en varios niveles: el más básico y fundamental, se encuentra en lo social y económico. Esta ausencia de un Estado Social real, con políticas realmente universales, no discriminatorias, sostenibles, institucionalizadas, no clientelares ni esporádicas, es la madre de todas las demás formas de violencia. Es la que priva, por ejemplo, a los jóvenes excluidos de suficientes oportunidades para una vida en el mundo lícito. A mayor exclusión social se reducen las opciones de vida lícita, en especial en nuestro actual contexto donde la economía privada y pública están quebradas ¿Qué opciones lícitas se le están ofreciendo actualmente a los jóvenes en el país?

Luego caen en forma de cascada otros tipos de violencia, como la violencia social, violencia delictiva, violencia individual, etc. Tradicionalmente en ciertas coyunturas políticas, donde la violencia estructural e institucional es evidente, se visibiliza más la violencia delictiva e individual como forma de encubrir a la violencia estructural. Esto lo retomaremos más adelante.

Ahora bien, descrito este marco, en el que la violencia de tipo delictiva está inserta dentro de una lógica de violencia estructural e institucional que la genera, la potencia y la define, si nos concentramos en la violencia delictiva que se da en el seno de bandas armadas —más allá de los enfoques culturales y etarios que son fundamentales para el estudio de estos fenómenos—, hay un elemento fundamental para que exista en un sector territorial integrado por grupos armados como el de La Vega; la Cota 905 o Petare estos grupos armados son “estructura de oportunidades ilícitas”. Esto es lo más básico de la criminología de las subculturas criminales.

¿Qué es una estructura ilícita es  el apoyo del mundo “lícito” a las actividades y existencia de una banda, esto pasa por soportes sociales, institucionales, económicos, políticos, entre otros. Es decir, garantía para operar de manera impune, colaboración de cuerpos policiales y militares, complicidad de fiscales y jueces. Padrinazgos políticos y económicos, entre otras

Las bandas delictivas serían, entonces, apenas un eslabón más de la cadena. Acá hay preguntas básicas: ¿Cómo obtienen las armas? ¿Cómo tienen acceso a armas de guerra? ¿Cómo obtienen municiones? ¿Cómo algunas poseen granadas? ¿Quiénes son los responsables de la fabricación, importación, distribución y comercialización de las armas y municiones en el país? ¿Quiénes tienen ese monopolio? ¿Desde cuándo lo tienen?

En síntesis: las grandes bandas, no pueden surgir, ni tener poder, sin un mínimo apoyo o al menos tolerancia de policías o militares, fiscales, jueces, así como del poder político y económico del mundo “legal”.

Esta connivencia e intereses comunes de las autoridades, ya sean sus cuadros institucionales bajos, medios o altos, con las bandas delictivas de alguna manera terminan generando las llamadas gobernanzas criminales. Cuando el Estado y las instituciones reguladoras de la vida social se ausentan y dejan de cumplir su rol, este espacio lo ocupan otros actores. Esto no es un fenómeno único ni autóctono, esto lo que podemos observar en las periferias de varias ciudades latinoamericanas en Centroamérica, Brasil, Colombia, México y Venezuela. Porque eso también es otro asunto, los patriotismos negativos nos obligan a decir siempre que son los únicos o los peores, pues no es el caso. No somos los únicos, aunque sí nos encontramos entre los países con los mayores índices de homicidios y de letalidad policial.

Los enfrentamientos entre bandas de delincuentes y los organismos policiales en el sector de La Vega de Caracas parecen una historia de nunca acabar. Al menos es lo que vaticina el periodista de sucesos Román Camacho.

Camacho, al ser entrevistado por su colega Román Lozinski este martes, señala que ya en La Vega desde hace dos semanas o más se ha hecho costumbre que haya enfrentamientos a diario de bandas criminales, al intentar tomar el control de este sector.

El periodista de suceso destacó que el sector La Vega se caracteriza por ser un sitio tranquilo, por lo que desde hace algún tiempo las bandas criminales que operan en la Cota 905 desde hace años han querido instaurarse en estos predios de Caracas.

Este lunes, comisiones de la Policía de Caracas y de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) se encontraban realizando labores de investigación en la zona, y cuando los delincuentes se enteraron, comenzó un enfrentamiento en forma de emboscada a las comisiones.

Según destaca Camacho, por ahora la banda que opera en La Vega no tiene un nombre específico, sino que se sabe que está liderada por delincuentes de la Cota 905, como  “El Coquí”, “El Vampi” Y “el Garbis”, que se están expandiendo hacia La Vega, y lo cual los vecinos no desean que suceda.

Las bandas tienen las armas y las formas de intimidar a la gente, a quienes solo les resta contar con lo que hagan las autoridades.

Las bandas desean el mando del territorio presuntamente, para garantizar a sus anchas la movilización de negocios relacionados con el narcotráfico.

“En el caso de La Vega  tienen acceso por la Panamericana El Valle, El Paraíso, Madariaga; y así por La Vega para tener más control sobre “La montaña”, en donde es sabido que tienen el completo dominio, lo cual se ha ido expandiendo ahora en caminerías y trincheras, lo que se ha ido convirtiendo al estilo de cómo operan las guerrillas”, refirió.

Ramon Camacho, periodista de televisión opina que en el caso de la Cota 905 es una falta de estrategia en una zona de muy difícil acceso y todavía no ven cómo aplicarla. Los delincuentes tienen la ventaja por encontrarse en la zona alta, lo que les da una visión de todo el territorio; y resulta muy complicado para las comisiones policiales llegar al sitio sin ser atacados.

“El lunes se vio en La Vega, cuando las comisiones estaban entrando, las bandas criminales atacaron a los carros blindados, en donde cuatro oficiales resultaron heridos en el sitio y fueron atendidos por voluntarios con conocimientos de primeros auxilios, ya que no podían ser trasladados a hospitales,” apuntó Camacho.

Entretanto, los antisociales lo que hicieron fue correr hacia la parte alta de la montaña y salieron hasta la Cota 905, que es lo que normalmente hacen. Simplemente huyen a la acción de la policía. Se paran en la parte alta y cuando las comisiones se retiran, comienzan a disparar.

De los tres civiles heridos, el joven de 16 años, Diego Rivas, fue operado y se encuentra en terapia intensiva y esperamos que se recupere. Algunas versiones dicen que él se encontraba haciendo ejercicios en una cancha cuando una bala lo alcanzó en la cabeza.

También hay un sexagenario que resultó herido por una bala perdida en una pierna, y fue trasladado al Hospital Dr. Miguel Pérez Carreño, aunque no pudo ser identificado; a donde también fue llevada la tercera víctima, Mariela Uzcátegui, quien se encontraba dentro de su casa acostada con su hijo de nueve años y fue alcanzada por una bala perdida en el abdomen. Estamos esperando a ver cómo evoluciona, dijo.

Los organismos de seguridad del Estado si quieren actuar pero resulta complicado, por las coordenadas que se manejan en esta zona difícil de atacar y se está tratando de evitar que se sigan perdiendo vidas a manos de estas bandas.

“Pero pienso que ya han llegado a un punto, sin retorno, en el que esas bandas están haciendo lo que quieren, no solo en la comunidad de La Vega sino también a toda una ciudad, subrayó el periodista Román Camacho.

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