Aunque no existen cifras oficiales del fallecimiento de venezolanos en la selva de Darién, en Panamá, fuentes extraoficiales dicen que en lo que va de año 136 migrantes habrían perdido la vida en este peligroso lugar, lleno de mafias.
Los casos han salido a la luz pública por diferentes medios de comunicación, tras denuncias de familiares o videos que se hacen viral por las diferentes redes sociales. También son cuantiosos los casos de venezolanos desaparecidos en la selva.
La Voz de América refiere que esta selva está conformada por 575.000 hectáreas que no cuenta con vías de comunicación; lo que representa una trampa mortal para aquellos que buscan llegar a Estados Unidos o Canadá, convirtiéndose así el sueño americano es una verdadera tragedia familiar.
«Los migrantes que caen en manos del Clan del Golfo y los otros grupos armados que controlan el lugar, son obligados a seguir su ruta con cargas de droga, sometidos a explotación sexual, entre otras cosas», cita este medio de comunicación.
A diario innumerables caravanas de migrantes, entre cubanos, haitianos, africanos y venezolanos, emprenden esta travesía incierta y peligrosa, y sin vuelta atrás.
La organización Proyecto Migración Venezuela señala que en el 2021 se presentó un aumento de ciudadanos venezolanos que cruzan la frontera entre Colombia y Panamá. El flujo más alto se registró en agosto, con 568 personas del vecino país.
Las cifras que maneja Migración Panamá, desde enero hasta septiembre han cruzado por el Darién mil 529 venezolanos, siendo esta la quinta nacionalidad que más atraviesa esta frontera de forma irregular.
«Las cifras comenzaron a dispararse desde mayo cuando pasaron 113 personas de esta nacionalidad hacia Panamá. En junio casi se duplicó el registro con 205 migrantes venezolanos, seguido de 248 en julio. Y se el pico más alto lo contabilizaron en agosto, con 568 venezolanos. A cierre de septiembre el flujo bajó a 380″, destacó la organización.
En un trabajo especial, El Espectador indicó que para este año, 2022, la mayoría de migrantes han llegado para atravesar el Tapón de Darién son de Venezuela: de 19.000 personas que cruzaron entre enero y abril, 6.951 provenían de Venezuela. Haití quedó en segundo lugar con 2.195 migrantes; en tercer lugar Cuba, con 1.579; y 1.355 provenientes de Senegal (país ubicado en África occidental), según datos oficiales del gobierno panameño.
Esto muestra la elevación del número de migrantes porque para el 2021 se manejan las siguientes cifras: de 134.000 migrantes, el 62 % fueron haitianos, 14 % cubanos, 3 % provenían de África y 2 % de Venezuela.
Por su parte, La Voz de América publicó, citando datos de la ONU, hasta la fecha más de 6 millones de migrantes venezolanos han solicitado asilo o refugio en diversas partes del mundo, «la mayoría, casi 5 millones en Latinoamérica y el Caribe, huyendo de la grave crisis económica, la violencia y la falta de asideros en Venezuela»
Para llegar a Panamá desde Colombia y seguir a Norte América, el poblado de Necoclí (uno de los once municipios de la subregión de Urabá, departamento de Antioquia) es una parada obligatoria.
En este puerto, ha confluido un gran número de migrantes. Ya no son solo los haitianos, tras el asesinado del presidente Jovenel Moïse, sino que también son africanos y venezolanos.
En esta frontera colombo-panameña existe una zona que luce en partes iguales famosa y olvidada. Famosa, por ser el escenario natural de una maraña selvática, hostil e impenetrable, conocida como el Tapón del Darién; y olvidada porque de acuerdo con sus propios habitantes y autoridades locales, la zona es controlada por grupos guerrilleros y paramilitares que lucran del narcotráfico y el contrabando.
Los migrantes tienen dos opciones: pagar 400 dólares para tomar un bote desde Capurganá (Colombia), hasta Carreto (Panamá); luego cruzar la selva caminando durante dos o tres días hasta llegar a Canáan Membrillo (Panamá).
La otra ruta, menos costosa pero más peligrosa. Consiste en caminar desde Capurganá hasta la comunidad indígena panameña de Canáan Membrillo, trayecto que puede tardar entre siete y 10 días, y en el que se denuncian constantemente robos, agresiones y casos de violencia sexual. Hasta mayo de 2022, MSF ha realizado 100 consultas por violencia sexual en la estación de San Vicente -en 2021 se realizaron 328 consultas por violencia sexual-.