Adriana Gómez, es periodista egresada de la Universidad Santa María, caraqueñísima, vivía en El Paraíso y llego a Francia, a la ciudad de Montpeller, precisamente al sur de Francia con su esposo enfermo y su hija Carlota de cinco años. MIRA TAMBIÉN Montpellier : Patrimonio arquitectónico organizado de Francia MIRA TAMBIÉN Montpellier : Patrimonio arquitectónico organizado de Francia Hoy espera una respuesta positiva a una solicitud de asilo y mientras tanto convive con una familia rusa que también se encuentra en la misma situación que ella, esperando. Ni ella, ni su esposo, Alejandro García hablan el ruso ni la otra familia el español , pero allí están aprendiendo a entenderse y como dice Adriana «me toco».La historia de Adriana puede ser similar a la que viven miles de inmigrantes venezolanos en cualquier parte del mundo. Segú la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Refugiados ACNUR en el informe de Tendencias Globales para el 2019 el número de personas que han tenido que huir de Venezuela llegó a los 5.082.170 y es muy posible que esta cifra haya aumentado considerablemente porque ni la pandemia ha detenido la inmigración venezolana.Los venezolanos huyen de la violencia, de la inseguridad, la violación de sus derechos fundamentales como la alimentación, la salud que es el caso de Adriana Gómez, o
Con la llegada desmesurada de los inmigrantes y las pocas posibilidades de deportarlos, en Calais – norte de Francia, los agentes de la Oficina Francesa de Inmigración e Integración (OFII) promueven el “retorno voluntario”.Es así como, tras residir en Francia por seis meses, el Estado les propone a los inmigrantes un boleto gratis de regreso y mil ochocientos cincuenta (1.850) euros a cambio de irse voluntariamente de su territorio; independientemente de si su situación migratoria es irregular o si no se les dio el asilo político. MIRA TAMBIÉN Geriátricos de Canadá reciben vacunas contra el Covid-19 MIRA TAMBIÉN Geriátricos de Canadá reciben vacunas contra el Covid-19 Pierre-André Henot, agente policial explica que “les ofrecemos la posibilidad de volver a casa”; a lo que migrantes como el sudanés Mashou aceptan para alejarse del “infierno” que se vive en Calais, donde es víctima de la violencia, indigencia y el hambre al no poder llegar a su destino: Inglaterra.Sin embargo, Henot cuenta que “recibimos rechazos todo el día” porque muchos extranjeros prefieren una vida de indigencia en Francia que regresar a su país de origen.