Pienso que por los años transcurridos de nuestra corta historia nacional, el tema del “Centralismo versus Federación”, ha sido asunto de una discusión que no termina. Ha sido incluso, razón de confrontaciones muy duras, pero insisto es un tema a retomar.Al margen de los estudios científicos de los historiadores, uno puede arriesgar la idea de que la forma en que culminó la que llamamos “guerra federal”, especialmente la muerte de Ezequiel Zamora y los contenidos de los acuerdos posteriores, pospusieron la definición de aquellas contiendas entre federalistas y centralistas. Quedó en la cinta del Escudo Nacional como un recordatorio para concretar, la construcción del verdadero Estado Federal.Se impusieron entonces los intereses de las élites caraqueñas y valencianas, al margen de las provincias del interior. Sin resolver la posibilidad del desarrollo provincial sostenido, con aprovechamiento máximo de sus potencialidades.Después de la guerra federal y la “invasión de los andinos”, viene el Caudillismo. Luego el trabajo del “bagre grande, que se come los peces pequeños”, se establece con el Gran Caudillo Nacional, Juan Vicente Gómez.Así los tachirenses, vistos a veces en Caracas de entonces como lejanos, casi como extranjeros, terminan solamente por tomar el poder, olvidándose de su origen, de las penurias de sus montañas y se dedican a disfrutar del control central que los oprimía y los movió a la odisea
El tiempo ha corrido muy rápido y son ya diez años sin la presencia física de Hugo Chávez Frías. Nos vienen a la memoria recuerdos de quienes convivimos, compartimos y aún discutimos con esa personalidad, llena de inquietudes, con desasosiego por hacer, y con claro espíritu de ser útil, de aportar, de ayudar a los demás.Hugo Chávez Frías, ser humano, persona, sintió los dolores y esperanzas de la gente nuestra. Si es cierto que se consumió en tratar de dar un nuevo rumbo a nuestro devenir como pueblo. Buscó los modos para hacer que la riqueza nacional llegara a todos, especialmente a los más necesitados, los desvalidos, los ancianos, las mujeres.Rompió el paradigma del país rico solo para las élites. Invirtió, en un gran esfuerzo, el ingreso petrolero nacional en casas, educación y salud. Logros reconocidos por los centros autorizados de Naciones Unidas, fueron el aumento de talla y peso del venezolano, la disminución de la morbi mortalidad de niños y de madres, la declaración de Venezuela como territorio libre de analfabetismo.Quedó pendiente la expansión y democratización de la industria nacional. Quedaron pendientes las fábricas de fábricas que fueron frenadas por funcionarios más que por su empuje. Las obras estructurantes como el plan ferroviario nacional y el nuevo puente sobre el Lago de Maracaibo.Son deudas que tenemos con Chávez, y
Descalificado con frecuencia, especialmente por quienes creen que pueden imponer su voluntad por la fuerza, el diálogo es un instrumento, ciertamente el único, entre personas o grupos, que puede garantizar la convivencia por medio del acuerdo.Al diálogo se llega antes o después de situaciones de fuerza, cuando quienes se adversan, llevados por su captación del momento, deciden buscar acuerdos. Esta realidad presente, debe ser comprendida plenamente por todos los ciudadanos y apreciada en su valor.Descalificar el diálogo, descalificar sus voceros, es un gran absurdo. Pero el avance de esta semana ha sido especialmente importante. Un acuerdo para la atención del pueblo que sufre y padece las consecuencias de una guerra inclemente con graves secuelas en la economía del país y con graves efectos en sobre nuestra gente.Es un reconocimiento claro de que el bloqueo, las sanciones puestas al país, no lo han sido al gobierno, han sido al pueblo común. Que no ha funcionado aquello de que se produzca una rebelión contra el gobierno por la rabia de los ciudadanos, hastiados de sus padecimientos.Un grave error ha sido pensar que el venezolano puede ser manipulado, engañado o forzado para algo. Otro error, creer que el pueblo es temeroso y que la presencia de los Estados Unidos detrás de un determinado sector político, podría intimidarlos o acobardarlos.Es un reconocimiento de la