La depresión es un trastorno mental, caracterizado fundamentalmente por la tristeza y el desánimo. Se asocia, además, con alteraciones físicas y cognitivas, que afectan el desarrollo funcional de las personas, así como las relaciones sociales o el lenguaje.
Un tema que ha estado muy en tendencia en los últimos años es la depresión migratoria, la cual puede surgir como consecuencia del duelo migratorio, es decir, un malestar emocional que experimentan las personas que se han mudado a un país distinto al de su origen, separándose de sus raíces, de su lugar seguro.
De acuerdo a especialistas esta situación abre una nueva realidad para la cual no están preparados, emocional ni psicológicamente, llegando a alterar los estados mentales, cayendo en una especie de desesperanza.
Las crisis migratorias tienen varias vertientes, por lo que permite, al usar esta expresión, vislumbrar a los migrantes internacionales, que una vez en el país de destino, se ven afectados por una situación difícil, o bien, puede referirse a los flujos migratorios resultantes de la inestabilidad y conflictos prolongados en una región, entre otras posibles situaciones similares, experiencias o vivencias.
La Iglesia Católica considera que los migrantes son parte de la comunidad cristiana y que su acogida es un imperativo. También considera que los migrantes enriquecen la humanidad y que su contribución es valiosa.
Los migrantes no son invasores, no son destructores, ni son usurpadores, sino trabajadores bien dispuestos, instrumentos para «conocer mejor el mundo y la belleza de su diversidad», portadores de «dinámicas revitalizantes y animadores de celebraciones vibrantes del Espíritu y el Alma».
Es un nuevo sentido de llamamiento para cambiar el enfoque y la percepción de los «hermanos» migrantes, esto dice el Papa Francisco en su Mensaje para la 108ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que se celebrará el próximo 25 de septiembre.
La clave esencial para vivir una migración fortalecidos, es cultivar la Fe, la Esperanza y Caridad, para que no sientan a Dios lejos de su compañía, hacer una buena planificación, planteando todos los pros y contras del viaje.
Uno de los consejos cuando se está pasando por depresión a causa de la migración, es buscar a Dios, Él está esperando que vuelvas tus ojos a Él; buscar ayuda en algún templo católico y refugiarse en los hermanos.
Redactado por: Seminarista Jonathan Barreto. Seminario San Pablo Apóstol.
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