28Mar2024

Piero Trepiccione y Pablo Andrés Quintero consideran que la propuesta de Guaidó sobre la “salvación nacional” llega a destiempo.

Por: Ernestina Herrera  |   15 May, 2021 - 1:40 pm

Juan Guaidó lanzó una nueva propuesta de “Salvación Nacional”, en el que hace un llamado a lograr un acuerdo entre el gobierno de Nicolás Maduro, la comunidad internacional y la oposición para salir de la crisis y conseguir, entre otras cosas, condiciones para unas eleccioneslibres y justas”.

Una semana antes, el Parlamento chavista designó un nuevo directorio del Consejo Nacional Electoral (CNE) con la inclusión de dos representantes opositores como rectores principales. Aunque Guaidó desestimó este nuevo Poder Electoral, también dijo que hay que “proteger y rescatar” espacios de participación y que acompañará a aquellos que luchen por condiciones.

Los politólogos Marisela Betancourt, Piero Trepiccione y Pablo Andrés Quintero nos dan su visión sobre el mensaje del presidente Guaidó, el posible poder de convocatoria con otros sectores opositores y cómo lograr una mayor presión interna a nivel político.

Piero Trepiccione

Este llamado de salvación nacional llega un poco a destiempo y creo que también la forma en que se hace, poco consultada, poco conversada y en un ambiente de mucha dispersión interna en el mundo opositor venezolano, carece de ese sentido de la oportunidad del momento político.

En todo caso sigue sumándose a las voces que en este momento buscan cambiar la realidad interna del país con otra estrategia política. Voces que comenzaron desde las agencias diplomáticas e internacionales, pasando por organizaciones políticas nacionales y las bases partidarias de los partidos políticos y la sociedad civil en general. Se inscribe dentro de esta línea de rectificación de alguna manera y de cambio profundo en la estrategia política y en la narrativa política que el liderazgo opositor venezolano tiene que promover, para desmontar la desmovilización en la que ha caído la sociedad venezolana por esos mensajes contradictorios de liderazgo político opositor. En ese sentido, yo creo que se suma a ese sentimiento generalizado que se está creando en la población para cambiar de estrategia, para pasar de nuevo a una fase de organización y movilización, pero un poco a destiempo en relación a otros actores políticos de la oposición, pero es válido el llamamiento, en todo caso.

Marisela Betancourt

Para que este anuncio se haya hecho público es porque las fuerzas políticas del país están en conversaciones desde hace varios meses, la oposición y el gobierno. Lo que me alarma de esta situación es que se evidencia que mientras los partidos del G4 estuvieron desmovilizando, inmersos en una campaña súper fuerte de deslegitimar cualquier iniciativa que no fuera la de la abstención estuvieron al mismo tiempo negociando.

Pabló Andrés Quintero

Lo valoro un poco a destiempo, me parece que suena rimbombante pero carece de fondo. Quizás eso hubiera funcionado cuatro, cinco, seis meses atrás, entendiendo que estaban conscientes de todos estos escenarios electorales. Es decir, Guaidó sabía que esto iba a suceder, que ya mucha gente en el círculo cercano tenía diferencias políticas, incluso hay una voz que dice que la estrategia que se coordinó en un momento no funcionó.

No se hizo un balance de la responsabilidad política a seguir por reconducir el camino de la negociación, el diálogo, que es normal en política. Desafortunadamente, Juan Guaidó se convirtió en víctima de su propio discurso. Son cinco minutos de unas declaraciones, donde realmente no hay un encuadre estratégico, hay gran cantidad de eufemismos, una gran cantidad de juego de palabras que al final no lleva a acciones en concreto.

Habla de acuerdo nacional, de negociación, de salvar al pueblo. Pero hoy en día ese discurso nace de la necesidad de ver cómo entra dentro del juego político que se está armando en otros sectores de la oposición. De no existir el cronograma electoral o de no existir una reacción de otro grupo político, seguramente el mensaje sería el mismo de siempre, “la unidad en torno a mí, sin mí no hay unidad”.

Allí está centrado el mayor de los desafíos de este momento político y allí está centrada la estrategia de Nicolás Maduro de sembrar como una especie de bomba de tiempo para seguir dispersando al liderazgo opositor, debilitarlo de tal manera que no sea capaz de asociarse nuevamente como lo hizo en 2015 o en 2019, con el sentimiento mayoritario de la población de descontento hacia la gestión actual, hacia las políticas públicas y hacia el estado de la economía del país en las actuales circunstancia

Guaidó le está hablando a su gente, a los diputados de la Asamblea Nacional, los que todavía lo acompañan. Es decir, como el discurso no está atado a una estrategia coherente, está en el aire, la atención de ahora en adelante no va a girar en torno a Juan Guaidó, va a girar en torno a lo electoral, a los incentivos que arrojó el Gobierno para que la gente participeLa protesta sectorizada es un camino importante, lo que quiero decir es que hay que entender que en Venezuela la vida no se suspende ni se paraliza porque vivimos en un autoritarismos y entonces siguen existiendo, a pesar de esto, demandas populares, demandas gremiales, insatisfacciones en cuanto a calidad de vida, luchas por reivindicaciones de derechos, derechos de minorías.

Todo esto más allá de los derechos políticos. La presión interna también debe ir orientada a mantener la movilización y la presión, pero en las temáticas domésticas, más allá de los grandes relatos de libertad y democracia. La presión, la movilización, debe ir orientada porque es lo que aglutina la población, cuando hay una demanda específica, que se puede materializar una protesta, se puede materializar la conquista de un derecho en algo que le afecta a la ciudadanía, en su día a día. Esto no debe parar, la presión debe ir ajustada a las necesidades domésticas.

También hay un sector cansado de un lado y del otro, entonces tienes que reconquistarlo, de alguna manera, que se tiene que evaluar en una campaña de reconexión, reflexión, campaña de organización electoral con el objetivo de ganar la mayoría de las alcaldías y gobernaciones, entendiendo que no te la van a poner nada fácil. El gobierno no va a cambiar su naturaleza autoritaria, por más que se porte muy bien, porque el objetivo de ellos no es cambiar, es mantenerse en el poder y para mantenerse en el poder están dispuestos a muchas cosas, utilizar oposiciones, candidatos, inhabilitar, etc.

Además tratar de generar los mejores acuerdos posibles negociados entre los sectores de la oposición. Aquellos que no quieren negociar, evidentemente forman parte de una estrategia de confrontación. Los que quieran negociar para construir alianzas perfectas electorales, deben tener capacidad de liderazgo, negociar con sectores que no te gusten, como el PCV, sectores como La Causa R, sectores que incluso en algún momento hasta llamaste alacranes, hoy en día los vas a necesitar para poder ganar una elección.

Tienen que ir a las calles cómo con una narrativa, conectar con la gente para que vote por ti, después de tanto palo que le diste a la ruta electoral. Son unos retos pero todo pasa por el contacto humano y ciudadano, salir un poco de las redes sociales ayudaría, construir una óptica más moderada de la política, porque al final, con moderación, puedes hacer mucho más que desde la vía de la radicalización, porque te cierran las puertas. Evidentemente, la oposición no cuenta con la fuerza interna suficiente para radicalizarse. Ni el gobierno a veces no se comporta de forma radical, porque a veces pierde fuerzas en algunas situaciones.

Hay que entender también que la comunidad internacional no es la misma de hace dos o tres años, ahora es una comunidad internacional mucho más moderada, golpeada también por dos variables: pandemia y asuntos de interés nacional de cada país.  En Estados Unidos hay una administración distinta, una interlocución diferente. El rol de la Unión Europea es muy importante porque al final no solamente en este juego hay participación norteamericana, hay participación de la Unión Europea, de muchos países, de la iglesia, el sector privado. Hay que reorganizar todo el mapa de actores y hacer política con los que están adentro y dejar de último a la comunidad internacional.

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