¿Con qué cuenta Venezuela para su futuro? La respuesta simplificada suele ser “con su gente”, especialmente con su juventud. El estudio recientemente presentado por la UCAB (Encuesta Nacional sobre Juventud, Enjuve) aporta, a este propósito, nuevos datos para confirmar la preocupación de quienes piensan en la reconstrucción Venezuela y en la dificultad de llevarla adelante precisamente por el deterioro de su mayor riqueza, su gente.
El estudio concluido en 2021, a ocho años de uno similar, muestra el agravamiento de algunas condiciones ya para entonces preocupantes. Un primer dato estadístico señala que hoy Venezuela cuenta con 1 millón menos de jóvenes entre 15 y 29 años de edad, dato revelador de cómo ha ido desvaneciéndose la oportunidad del bono demográfico con el que contaba el país antes del doloroso fenómeno de la emigración. 51% de los casi 5 millones de emigrantes venezolanos entre 2015 y 2020 (hombres 56%) estaba en ese rango de edades.
Un segundo dato muestra el dramático aumento de jóvenes que se han visto en la necesidad de dejar sus estudios y sumarse al grupo de quienes ni estudian ni trabajan De 2013 a 2021 el porcentaje pasó de 23% a 37%, haciendo más grave aún esa doble exclusión que afecta a casi la mitad de las mujeres entre 20 y 24 años.
Un tercer aspecto, fundamental para la creación de futuro, toca la confianza en las instituciones. La investigación revela una caída sustancial. Solo las más visibles: la confianza en las Fuerzas Armadas pasó de 64,8% a 48,7%, en la Presidencia de 55% a 43%, y en la Iglesia Católica de 81,7% a 65,5%.
Más alarmante es, posiblemente, el cuarto frente de preocupación que deja el estudio. El porcentaje de los jóvenes que cree que la democracia es el mejor sistema de gobierno cayó de 69% en 2013 a solo 50% en 2021. Un 22,1% cree que un régimen autoritario puede ser preferible y 27,5% opina que da lo mismo una democracia que una dictadura. Una abrumadora mayoría de la población juvenil venezolana (78%) está nada satisfecha o no muy satisfecha con el funcionamiento de la democracia en el país. El 40% manifiesta algún interés por la política (mucho o algo) frente al 60% que se muestra ajeno a ella. La confianza en los partidos políticos se ha reducido de 47% en 2013 a solo 30% en 2021.
Los estudios sobre la realidad social tienen la virtud de revelarnos lo que no siempre está a la vista, pero sobre todo de llevarnos a reflexionar sobre el futuro. Muestran lo que hay, pero también cómo se ha llegado a ese punto y cómo puede ser el porvenir si no hay corrección de rumbo. El estudio de la Ucab tiene la virtud de presentar un cuadro preocupantemente cargado de problemas. Hay, sin embargo, dos maneras de acercase al mismo: como imagen o demostración del deterioro o como una visión anticipada de a dónde podría conducirnos si la sociedad no se ocupa de pensar y activar cambios sustanciales. La investigación tiene tanta importancia por lo que describe como por lo que anuncia. Nos dice con qué podemos contar y nos impele a pensar cómo frenar el deterioro si queremos revertir el cuadro y recuperar la esperanza. El estudio se concentra en la imagen de quienes tienen ente 15 y 29 años, pero habría que pensar también en los millones de menores de esa edad y en las gravísimas carencias sufridas en estos años en valores claves como la alimentación y la educación. Los niños de hoy pronto serán parte de esa nueva juventud con la que necesitamos contar.
Cuando uno se pregunta por la reconstrucción del país, tiene que pensar con lo que se cuenta. Y con lo que se cuenta es la gente. Pensar en la población, que junto con el territorio y el poder o gobierno se consideran tradicionalmente los tres elementos constitutivos del Estado, es pensar en los sustancial, en lo único que puede dar valor al territorio y sentido al poder.
Cuando corren en el mundo tantas amenazas o mediatizaciones de la democracia, una de las tareas más importantes que se impone es recuperar la adhesión de la ciudadanía a los valores fundamentales. La desconfianza que hoy muestran muchos sectores y la tentación al relativismo político solo pueden ser revertidas con más apego a los principios y con más democracia.
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