28Mar2024

Surfistas de arrebol

Por: Alejandra Jiménez Pomárico  |   31 Ene, 2022 - 12:15 pm

Un poético calificativo para las personas que viven inspiradas. La vida es tan fluctuante como las olas del mar, los momentos buenos de gran chispa van y vienen, entre multitudes de desafíos, dolores y desaciertos. Por lo que son magia, que alimenta el alma y el espíritu impulsándonos a ir por mucho más, resistir y seguir intentando. Dichos momentos traen motivación, repunte y consuelo. La gente que vive con inspiración disfruta lo que hace, se esfuerza, tiene un plan, que en ocasiones puede cambiar, y casi siempre desafían al tiempo, abrazando la surrealista idea de que todo es posible.

Surfistas de arrebol con su mirada en el colorido cielo del sol imponente, por las mañanas,y escurridizo por las tardes. Todos ellos son propensos a noches enteras de insomnio con planificaciones, pensamientos y visualización de quimeras. Personas inquietantemente positivas, mal juzgadas como ilusas, en algunas ocasiones, y éteres en otras. Individuos que difícilmente están sumergidos en el acontecer cotidiano, por el contrario su energía se disipa en asuntos que contribuyan para alimentar la dimensión de sus proyecciones. Seres prodigiosos en tantos niveles, que pueden llegar a confrontar la psiquis de quienes ya no tienen energía para soñar.

Individuos intensos en su concepción de la vida, suelen ser inspiración para otros y refugio en momentos de en angustia, pero también deben aprender a medirse. Hay terrenos donde no se debe esparcir, y jardines que no deben ser regados. Aprender a diferenciar donde hacer aportes, es parte del instrucción de la vida. Esto, libra de la mirada inquisidora de quienes vigilan campos ajenos, en lugar de cuidar los propios. Es mejor pasar por loco e iluso, que por cobarde renunciando a un sueño que embriague la vida.

En lo personal, no visualizo la vida como otros, con escalinatas o como carrera apresurada, pero si la veo con múltiples estaciones, en la línea del horizonte, donde los momentos y personas suelen ser tornadizos, donde hay temporadas cumplidas, y los cambios son tan inminentes que conviene estar preparado. La percibo fugaz, pero verdadera al punto de doler, y hacerte recordar que se está vivo. Por ello, cuando veo seres inspirados, surfistas de arreboles, me entusiasmo con ellos y disfruto la gracia que les arropa. Probablemente a todos ellos, su destello o estela efímera y sus propósitos, los lleven hasta donde se devuelven los vientos.

La vida siempre conviene, es singular en una atmósfera plural, lo que permite la entrañable concomitancia que reúne a quienes fueron como soplados, y dispersados en su andar. Reencuentra a quienes no entendieron en su momento el destino, todos ellos soñadores en su naturaleza, pero vivos y expectantes. Pensando en esto, promuevo la difícil acción de callar, frente a la inspiración ajena, aunque sea ilógica y parezca suicida, atreverse vale el intento de cualquier materialización de un pensamiento.

Como rastrillo es la negatividad, de quienes no comparten una meta o esperanza, pero si solo asumiésemos una actitud pasiva, siendo buenos auscultas, se evitarían muchos daños colaterales. También, existe la opción de visitar el museo del soñador, lo que significa apreciar sus visualizaciones como pinturas de artistas consagrados, valorar su arte y seguir el recorrido, evitando tener una intervención, ya que no sería igual si cada visitante diera una pincelada a las obras.

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