24Abr2024

El terror de lo instantáneo

Por: Alejandra Jiménez Pomárico  |   8 Nov, 2021 - 11:40 am

Las manifestaciones instantáneas son requisito de satisfacción en tiempos modernos. En diversas áreas de la vida cotidiana se esperan respuestas inmediatas. Si se quiere comer algo rico, que no se prepara en casa, lo pedimos y esperamos que tanto su preparación como el traslado sea lo suficientemente rápido, y gran parte de la estimación de la comida y el servicio se basa en esa inmediatez. Personas a diario se embarcan en un proceso educativo esperando que sea fácil y rápido, por ejemplo: la asimilación de un segundo idioma. Se quiere leer el libro de autoayuda que les transforme y solucione la vida de forma expedita y sin esfuerzo alguno. Se pretende mantener las relaciones saludables y en avance con el mínimo esfuerzo, y bajo un total control. Todo parece estar al alcance de un tecleo y a la vez una profunda insatisfacción embarga las psiquis y genera una atmósfera confusa.

A diario, observo manifestaciones de infortunio en jóvenes que tienen todo el potencial y la energía para modelar un futuro en pequeños pasos, a pesar de eso, apuestan por soluciones rápidas que implican el menor esfuerzo y prometen ganancias más significativas. Será que reina la pereza o la sociedad esta auto-moldeándose a lo instantáneo, y cuando las cosas requieren un tiempo de desarrollo y un esfuerzo se perciben como gravosas. Es algo en lo que debemos meditar cada uno como individuo, las mejores cosas de la vida llevan tiempo. Adquirir conocimientos requiere un periodo y esfuerzo tanto mental como económico, aprender implica una gran inversión emocional en persistencia y disciplina. Mantener relaciones saludables demanda un gran esfuerzo en comunicación, empatía y afecto, el tiempo y las vivencias fortalecen o desbaratan lo que se siembra. Comer saludable invita a una mayor dedicación porque es necesario educarse en lo que nutre y cómo prepararlo.

La versatilidad de la vida es propicia para que nos esforcemos más en unas cosas que otras, y supongo que es normal, no se puede poner el cien por ciento de energía a todo, pero sí resulta útil meditar en estas cosas, para enriquecernos como individuos y autorregular nuestras conductas. Esforzarse trae grandes recompensas, primero somete nuestro organismo a estrés positivo eustrés, que activa todo nuestro ser para dar respuesta a la demanda. Una vez que se ha alcanzado el objetivo o meta se liberan neurotransmisores en nuestro cerebro que nos dan la sensación de victoria y satisfacción ante el éxito, motivándonos a ir por más experiencias similares. Conocer esta realidad nos empodera para afirmar que los seres humanos necesitamos retos, experiencias que requieran esfuerzo, tiempo de dedicación y cuya culminación resulte altamente gratificante.

El atreverse a asumir nuevas vivencias suele tener una barrera energética inicial que se vence con la voluntad y la determinación de avanzar. Nada lo suficientemente bueno, que merezca ser contado como osadía o heroísmo fue fácil o instantáneo. Las personas cuyas historias trascienden en el tiempo se arriesgaron a ir por más, aprovecharon oportunidades, valoraron por encima de la media, recuperaron lo que otros daban por perdido, se sometieron al límite de sus capacidades, amaron más allá de lo convencional, resistieron la presión algunos hasta la muerte, se empoderaron de uno de sus talentos, avistaron el porvenir, se vistieron de fe y esperanza para enfrentar los avatares de la vida.

Ante tales historias de individuos extraordinarios debemos deliberar, esforzarnos y anhelar eso, lo inusual. Aquello que supera los límites y que nunca será inmediato, pero que una vez que se manifieste arropará nuestra existencia en bienestar, herramientas de avance y constante transformación. Recuerden nada que tenga un gran valor será instantáneo, por el contrario trae retos, incomodidad y modificación. Para todo esto, es necesario el impulso y buen apoyo emocional, un entorno de avance y no de estancamiento.

En el mundo molecular las reacciones son posibles por pequeños cambios entre las asociaciones atómicas, que aun cuando no son visibles al ojo humano, se materializan en grandes cambios en las sustancias, como diferencias en las coloraciones o formación de cristales, entre otras. Dichos cambios modifican las propiedades de los materiales. Así mismo, grandes transformaciones de la vida requieren modificaciones internas muy puntuales, que quizás nadie verá nunca, pero tú como individuo sabes que para llegar allí tuviste un gran esfuerzo y reajuste estructural interno. Es allí donde subyace tu historia y valía que una vida de instantaneidad nunca te proporcionará.

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