Luego de más de un año desolada por la pandemia del coronavirus, las calles de la Ciudad Vieja de Jerusalén se llenaron este 2 de abril de cientos de personas que cargaban un vía crucis sin peregrinos.
En este primer Viernes Santo atípico, la ciudadela concentró a fieles locales palestinos, religiosos de las comunidades católicas de Tierra Santa y residentes internacionales de la región, según la prensa local.
Desde la iglesia de la Flagelación, que señala donde Cristo fue condenado, hasta la basílica del Santo Sepulcro, donde la tradición indica que fue crucificado, muerto y sepultado, todos juntos siguieron los pasos de la cruz del Calvario de Jesús.
Un gran grupo de fieles palestinos que rezaban en árabe portaban las dos grandes cruces de madera mientras decenas de policías de fronteras israelíes facilitaban su circulación con múltiples vallados en las callejuelas ubicadas en la parte oriental de Jerusalén, bajo ocupación y anexión israelí.
La procesión estuvo encabezada por un grupo de franciscanos, seguidos por cientos de fieles que pararon en cada una de las catorce estaciones de la Vía Dolorosa, donde oraron en italiano, inglés y español.