Al término de la audiencia general de los miércoles celebrada sin fieles en la biblioteca del palacio apostólico, el Papa Francisco se arrodilló este 17 de marzo para pedir el cese de la violencia que desde el primero de febrero sucede en las calles de Myanmar.
“De nuevo, y con tanta tristeza, siento la urgencia de evocar la dramática situación en Myanmar, donde tantas personas, sobre todo jóvenes, están perdiendo la vida para ofrecer esperanza. Yo también me arrodillo en las calles de Myanmar para decir cese la violencia. Yo también levanto mis brazos para decir que prevalezca el diálogo”, expresó el sumo pontífice aludiendo el gesto de la monja que en días pasados se puso de rodillas ante el Ejército para evitar que disparasen contra los manifestantes.
El Papa dijo “la sangre no resuelve nada” y oró porque prevalezca el camino del diálogo “contra la represión” tras el golpe militar en el país, así como pidió la liberación de los dirigentes políticos encarcelados.
Parte de la información aportada por la agencia de noticias EFE, detalla que la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP) reportó la muerte de al menos 125 ciudadanos birmanos que se alzaron en contra de la junta militar que dio el Golpe de Estado.