“La iglesia reconoce la firme voluntad de servir fielmente a Dios y al pueblo cristiano”, escribió el papa Francisco en una carta que envió a Luis Ladaria; Prefecto de la Congregación de la Fe, haciendo referencia a su decisión de permitir que las monjas lean la Palabra de Dios.
Si bien, aun no pueden ser seminaristas y estudiar sacerdocio, a través de un “motu proprio” Francisco sumó nuevos cambios al Derecho Canónico; con los cuales les permite a las mujeres ejercer las labores de monaguillo.
Con esta jugaba, las religiosas podrán participar en el Lectorado y el Acolitado; es decir, se les permitirá leer la Palabra de Dios durante la ceremonia y asistir al sacerdote en el altar.
En el pasado, ya se había asomado la idea de darles a las monjas una mayor participación en los actos religiosos. Sin embargo, no fue hasta esta semana que Francisco se comunicó con Ladaria para expresar que “me pareció oportuno establecer que pueden ser instituciones como Lectores o Acólitos no solo hombres sino también mujeres; en quienes, a través del discernimiento de los pastores y después de una adecuada preparación, la Iglesia reconoce la firme voluntad de servir fielmente a Dios y al pueblo cristiano”.
Francisco reconoció que, las mujeres hacen de monaguillos en parroquias donde no hay sacerdotes pero “todo esto se llevó a cabo sin un mandato institucional real; no obstante lo establecido por San Pablo VI, que en 1972, aunque abolió las llamadas ‘órdenes menores’, decidió mantener el acceso restringido a estos ministerios a los hombres solo porque consideraba preparatorios cualquier acceso al orden sagrado”.
Si bien, el Papa se animó a dar este paso, reconoció que “la Iglesia no tiene de ninguna manera la facultad de conferir a las mujeres ordenación sacerdotal”.
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