Tres semanas después de las elecciones, donde el demócrata Joe Biden fue electo presidente de los Estados Unidos, la administración de Donald Trump inició el proceso de transición de poder.
De esta forma, Emily Murphy, responsable de la Administración de Servicios Generales le hizo llegar una carta a Biden para informarle que el Estado norteamericano podrá a su disposición todos los recursos necesarios para su transición al poder de manera formal y democrática.
Murphy fue una de las acusadas de “retrasar la transición”, al impedirle tanto a Biden como a su equipo el acceso a los fondos e instalaciones federales.
Por su parte, Donald Trump vio con buenos ojos el cambio de postura de la GSA; ya que “pensando en el mejor interés de nuestro país, estoy recomendando que Emily y su equipo hagan lo que necesite ser hecho en relación con los protocolos iniciales y le he dicho a mi equipo que haga lo mismo”.
A pesar de estas palabras, en el mismo mensaje aclaró que “nuestro caso continúa con fuerza. Vamos a seguir dando una buena pelea y creo que vamos a vencer”, lo que es un indicativo que Trump aún se niega a aceptar la derrota y que seguirá impugnando las elecciones.