La represión militar en Myanmar hacia los ciudadanos birmanos que desde hace un mes protestan contra el golpe de Estado se hace cada vez más evidente.
Al menos 38 víctimas mortales y más de 30 heridos dejó las manifestaciones del miércoles registradas en más de cuatro ciudades de Birmania, según un cálculo de la enviada especial de la ONU, Christine Schraner Burgener, reseñó la agencia Reuters.
Los fallecidos se encontraban en los departamentos de Mandalay, Monywa, Myingyan y Yangón.
De acuerdo con fuentes citadas por Reuters, las fuerzas de seguridad fueron más agresivas que otros días en Monywa, pues las mismas pasaron de hacer uso de cañones de agua o gases lacrimógenos a atacar a los manifestantes con armas de fuego.
Un médico voluntario declaró a France Presse que la Policía birmana “disparó gases lacrimógenos, balas de goma y munición real”. “No nos rociaron con cañones de agua, [no hubo] advertencia de que se dispersaran, simplemente dispararon sus armas”, añadió un manifestante. Medios locales detallaron que decenas de personas resultaron heridas.
Mientras que en Myingyan falleció al menos un adolescente. Si Thu Maung, uno de los organizadores de las protestas indicó a Reuters “se dirigieron hacia nosotros y dispararon gases lacrimógenos y granadas aturdidoras”.
En respuesta a estos hechos violentos, el Papa Francisco abogó por el diálogo. “Aún me llegan noticias tristes desde Myanmar de sangrientos enfrentamientos con pérdida de vidas humanas. Deseo llamar la atención de las autoridades involucradas para que el diálogo prevalezca sobre la represión y la armonía sobre la discordia”, expresó tras la audiencia general celebrada sin fieles en el palacio pontificio.