Con el crecimiento de la economía informal, también crece la venta de comida ambulante como los puestos de las llamadas “fritanga”, perros calientes, hamburguesas entre otros.
Sin embargo, es fácil observar en diferentes partes del centro de la ciudad, que muchos no cumplen con las medidas mínimas de higiene.
Sin guantes, gorros, tapabocas e incluso sin agua suficiente para lavar los utensilios, manipulan los alimentos, lo que es criticado por algunos maturineses que lo califican de “antihigiénico”.
“Yo de verdad muy poco compro comida en uno de esos puestos porque veo que no cumplen con las normas de higiene. El mismo que recibe el dinero es el que fríe los tequeños o los pastelitos, que no debería ser porque se ve antihigiénico”, dijo Ismelia Rojas encuestada.
A pesar de esta situación, no se aprecian inspectores de la Contraloría Sanitaria para hacer que se cumplan las medidas de higiene. Es por ello que hacen un llamado a este organismo del Estado a desplegar funcionarios y hagan valer la normativa.