Entre el repique triste de campanas de la iglesia Catedral de Maturín, de aplausos y lágrimas, los feligreses de la Diócesis de Maturín dieron el último adiós al segundo sacerdote del pueblo de Dios en Monagas, Armando Figuera.
Durante la Misa Exequial, presidida por Monseñor Enrique Pérez Lavado, fue honrada la memoria del hombre que desde joven, nativo de Caicara de Maturín, decidió consagrar su vida a Dios, a través del sacerdocio.
En la homilía, el Obispo destacó importantes características del hombre que fue fiel obediente y comprometido con el plan de Dios.
«Armando siempre mantuvo la alegría mientras trabajaba en la misión que la iglesia le confiaba. Dio ejemplo de obediencia sacerdotal y servicio», dijo Monseñor Pérez.
Conmovido por la partida física del presbítero, el Pastor diocesano recordó que «el hermano Armando amó siempre a la Iglesia, respetó a los fieles y destacó por la obediencia a sus mayores. Hasta el último momento fue obediente a su obispo; la última orden que recibió fue trasladarse hasta el Seminario donde estaría cuidado por los sacerdotes y seminaristas».
Y es que hablar del padre Armando, es también hablar del buen humor y carisma que lo identificaba, haciendo brillar la luz de Cristo, «se desempeñó como capellán en el Hospital donde los enfermos se sienten abandonados; muchos de ellos recibieron el amor y la presencia del Padre Armando, aquel capellán siempre alegre, donde trabajaba para los más pequeños».
Al finalizar la Eucaristía, Monseñor dirigió las oraciones finales. El féretro salió del santo templo en hombros del clero de Maturín y fue acompañado por los fieles hasta la carroza fúnebre que lo llevaría hasta el Cementerio Viejo de Maturín, donde reposarán sus restos.
Los fieles también recordarán al padre Armando Figuera por su amor a los más pequeños y pobres, a los que nadie veía y tomaban en cuenta, así lo destacó Rita Malavé. «Es un hombre de Dios, un ejemplo de humildad y de caridad. Es realmente una dicha haber contado con un sacerdote como este, siempre al servicio de quienes lo ocupaban».