Para Johana González no ha sido fácil estos últimos meses, especialmente desde el inicio de la pandemia, debido a que debe trabajar el doble para llevar el sustento a casa. Se dedica a vender pescado salado en las instalaciones del Mercado Municipal de Maturín, sin embargo las ventas han estado muy malas últimamente.
Cuenta que en un día ha llegado a venden uno o dos kilos de pescado cuando hay suerte, pero otros días, se va con las manos vacías. Al mediodía después que cierra el mercado, busca una casa que pueda limpiar con lo que se gana 10 millones y de esta comprar algo de comida.
“Todos los días tengo que salir a trabajar, en radical o flexible porque no puedo esperar que el gobierno mande un bono que no alcanza para nada. Tengo cinco hijos que mantener, no puedo dejar que se mueran de hambre ni mandarlos a pedir a la calle”, expresa González.
Asegura que en los últimos días ha sido muy difícil llevar el sustento a casa porque las ventas han estado muy flojas. El equipo reporteril de El Periódico de Monagas pudo constatar la mañana de este miércoles la poca o nula presencia de compradores en las inmediaciones el principal centro de abastecimiento de la ciudad.
“La mercancía que compré hace 15 días, todavía no la he terminado de vender porque muy poca gente está viniendo a comprar. En semana radical es peor y así como yo, están muchos vendedores. En mi caso tengo varios precios, entre 7 y 11 millones la raya que es el más caro, la sardina salada en 4 millones en efectivo. Estamos es sobreviviendo”, puntualiza González.