El centro de Maturín tiene distintos vendedores ambulantes, cuyas mercancías, muchas veces, atrapa a los transeúntes. Pueden ser bocados usados de merienda o “matahambre”, como obleas, maní salado, cambures, turrones, dulce de leche y hasta tacitas de barro y pequeños cactus.
Con estas mercancías sus vendedores logran los ingresos que necesitan para poder mantener sus respectivos hogares. Sin embargo, las ventas han estado “últimamente duras”, debido al alza progresivo del dólar lo que ha afectado la venta de los productos.
En este sentido, Albin González, productor y vendedor ambulante de turrón de maní, indicó que “a pesar de los precios uno compra en el mercado, y tiene que vender a precio del dólar BCV. Hay que trabajar, sí, caminamos más que antes, pero, bueno, hay que trabajar. Y aprovechar la zafra de maní. La gente nos sigue comprando porque sabe de la calidad de nuestro producto, porque nosotros mismos lo procesamos, hacemos el turrón pero, sí, hay que caminar más que antes para venderlos”.
Nelson Chacón, junto a su hermano Humberto, son vendedores de aguacate. Por la temporada, antes “nos iba mejor. Los vendíamos a otros en el mercado. Ahora lo vendemos nosotros mismos, pero a veces es duro. Cuesta a veces salir de la mercancía. Traemos del campo unos 20 bolsas cada uno, y la vendemos a 10 bolívares. Generalmente, hacemos un diario de 100 -150 bolívares cada uno, pero a veces alguno de los dos tiene que caminar más que antes y ofrecerlas, porque sino se nos queda. Claro, hay poca pérdida, cualquier cosa, muy maduros y nos los comemos nosotros”.
Para Edgar José García, vendedor de varias mercancías, “el dólar me ha afectado muy fuerte. Todos los días sube y sube y si uno vende una colonia, un cepillo de diente, lo que sea en 3 bolívares, y la gente quiere que se la venda en 1, no se puede. Y el pasaje, yo gasto todos los días en pasaje y eso es fuerte, ya esto para mí es insoportable”.
Por su parte, José García, vendedor de granos, “antes se vendía demás, pero ahora está pendiente de la subida del dólar… el sueldo no da para lo que quiere comprar la gente. Antes subían un medio y se formaba un rollo. Ahorita suben cinco mil y nadie dice nada. Aquí nadie puede protestar ahora, porque van a ir presos, nadie se puede quejar. Igualito, tengo que caminar más, para poder vender, porque si no vendo cómo llevo comida a mi casa”.