Faltando menos de 24 horas para renovar la Asamblea Nacional, a los monaguenses les importa más el precio de harina de maíz que los nombres de los candidatos a diputados del Parlamento.
Este 5 de diciembre de 2020, predomina la indiferencia en una Maturín donde los ciudadanos de a pie se preguntan “¿Para qué votar?”, un escenario complemente diferente al del 2015 cuando “realmente valía la pena”.
Andrés Brito quien, en su momento, formó parte de las filas de Voluntad Popular hace hincapié en que “el llamado es a la abstención”. Esto, mientras que varios candidatos a la Asamblea Nacional por el estado Monagas garantizan una importante afluencia de votantes.
Sin embargo, son pocos los que como Andrés y los candidatos al Parlamento se interesan por lo que pueda pasar el día después de mañana.
Desde una parada de autobús en el Mercado Municipal, Flor Contreras asegura que “yo soy venezolana y me duele lo que pase en Venezuela”; sin embargo, como parte de una conversación trivial cuenta que “muchos jóvenes se han ido porque tienen que hacerlo”; ya que, en este país no hay futuro porque “el Estado se aseguró que así fuera”.
María Sosa, ingeniero con más de 16 años de experiencia en la que, irónicamente, llamó “la mejor empresa de Venezuela” como lo es PDVSA dijo con indignación “mira dónde estoy, con mi carro parado sin gasolina”.
Por su parte, un empleado de la Alcaldía Municipal de Maturín que prefirió mantenerse en el anonimato afirma que “si yo no voy a votar me buscan hasta mi casa”, sin embargo, no sabe quiénes son los candidatos al Parlamento por el estado Monagas, por lo que “allá veo qué marco”; ya que, para él, más que un derecho constitucional, el voto se convirtió en un requisito para conservar su trabajo.
En cuanto al electorado joven; mismo que en 2015 garantizó que una mayoría opositora se hiciera con 112 escaños del Parlamento se muestra completamente apático. Luis Carlos Pérez, quien cinco años atrás recuerda haber votado por Piero Maroun, aseguró que “no tiene intención de ir a perder el tiempo” y que, por el momento, “mi única preocupación es conseguir la plata para irme del país. Dejarle este desastre a otro”.