Lo que debería ser un sitio armónico para degustar “comida callejera” en un ambiente familiar, se ha convertido en un verdadero tormento para quienes residen en las adyacencias de la feria de la comida de Maturín, situada en la avenida Bicentenario.
Los moradores de la zona residencial aseguran que, no existe un día fijo para que, carros con sonido de alta potencia se estacionen en el lugar y abran las puertas dejando salir todo el repertorio musical, perjudicando así la tranquilidad de todos.
«Da igual si es domingo, lunes o miércoles; si son las tres de la tarde o las dos de la madrugada, eso allí es una verdadera discoteca sin importar si hay personas enfermas o niños recién nacidos, con tal que ellos pasen su rato de maravilla no importa el resto», denunció Blanca Garrido, quien reside en el piso 6 de un edificio cercano.
Los afectados aseguran que, mayormente las músicas colocadas por los choferes son electrónicas o de reggaetón, lo que indica mayor cantidad de decibeles en el ambiente.
Arturo Cedeño, es otro de los que ha reiterado la denuncia, según contó el perjudicado, en la feria de comida se han presentado discusiones fuertes que han ameritado la intervención de los cuerpos de seguridad.
Asimismo, denunció que el ambiente se ha prestado para que personas en condición de indigencia pasen la noche, «no es siempre, pero si he visto varias veces a borrachos amanecer allí».
Los vecinos de la localidad hicieron el llamado a los vendedores a tomar conciencia en relación al tema, «entendemos que la música puede atraer a los consumidores pero nada les cuesta decirle a los dueños de los carros que coloquen el sonido a un tono más adecuado», afirmó Cedeño.
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