Las calles en el sector San Rafael, de Maturín, están arropadas por la maleza; solo quedan las aceras por donde los vecinos temen transitar por la proliferación de serpientes.
Desde su fundación, hace más de 20 años, la comunidad mantiene un legado: falta de servicios públicos y ahora con un peligro latente, ser mordidos por «culebras».
La señora Cruz Brito, residente de la zona, manifestó estar viviendo como en la selva, «la mirada se nos pierden en el monte que alcanza hasta dos metros de altura, sobre lo que deberían ser las principales vías de acceso».
En San Rafael habitan más de 500 familias. Algunos tramos de carretera de tierra están despejados porque los vecinos se han dedicado a desmalezarla.
«Tenemos años esperando que nos incluyan en los programas para el asfaltado de nuestras calles. Gobiernos van y gobiernos vienen y nosotros seguimos en la misma situación, con las calles destrozadas», agregó.
A la lista de necesidades, la afectada añadió la falta de recolección de desechos sólidos; al acumularse la basura por mucho tiempo aumenta el número insectos, roedores y olores nauseabundos. Algunas personas se han dedicado a la quema de la misma y como consecuencia las afecciones respiratorias en niños y adultos mayores.
Explicó que en la comunidad, por su extensión, debería contar con una planta de tratamiento y hasta el momento solo es un proyecto en papeles.