Con mucha fe y oraciones, las familias en Maturín prepararon sus pesebres a la espera del nacimiento del Niño Dios, reavivando la esperanza en un año que estuvo cargo de altibajos.
En torno a esta celebración, reina los buenos deseos, la entrega de obsequios y el compartir fraterno.
En muchos hogares ya está preparado el nacimiento y sus luces a la espera de la medianoche del 25 de diciembre.
La señora Lucila Ramos, del centro de Maturín, comentó que elabora su pesebre cada año, y cada oveja que coloca va con una intensión; por la salud, prosperidad y unión familiar.
Esta tradicional decoración suele encontrarse en las salas y porches de los hogares para que todo el que llegue de visita lo admire.
La creatividad a la hora de realizar un pesebre vuela, hay quienes le colocan fuentes y ríos, montañas y poblados, otros los hacen de material reciclaje cómo símbolo de la fe Católica. En algunos casos los pequeñitos de la casa ponen sus muñecos y peluches.
«Esta es una de las fechas más importante de la humanidad, dónde ocurre el milagro porque ha nacido nuestro redentor», agregó Araleci Guevara.