Cuando se está conociendo a alguien, tratando de convencer a una persona de comprarnos algún producto o servicio, empezando una relación o cualquier otro tipo de interacción en el que esperamos obtener una respuesta positiva del o de los receptores, normalmente lo primero que tratamos de hacer es agradarle a la otra persona para cumplir nuestro cometido.
Cada uno tenemos nuestras propias tácticas para lograr que esto pase, aunque no todos somos especialmente buenos en esto. Así que… ¿cómo gustarle a alguien para que nos tenga en buena consideración? En este artículo veremos 5 técnicas que te podrían ayudar a establecer esa conexión positiva con la gente.
Gary Chapman propuso una teoría basada en 5 lenguajes para que podamos agradarle a los demás. Chapman consideró esta propuesta como un conjunto de herramientas clave para tener una influencia relacional positiva con otros.
Cada persona puede tener desarrollados los 5, pero en diferentes dimensiones; dependiendo del lenguaje dominante de cada quien, cambiará el modo en el que se puede llegar a agradar más fácilmente. Es importante, para cumplir el objetivo de agradar, que conozcamos el lenguaje de apreciación de otros, para “hablarles” en el suyo, no en el nuestro.
Son palabras o frases positivas simples que hagan sentir a la otra persona que está haciendo las cosas bien o que va por buen camino. Hacer elogios.
Prestarle atención a alguien, sin distracciones. Hacer lo que a la otra persona le gusta, sin que forzosamente nos encante la actividad. Pasar tiempo juntos y compartir experiencias.
Dar regalos tangibles. Son símbolos de aprecio, reconocimiento y aceptación; generan un ambiente apto para el intercambio de emociones e ideas.
Aquí aplica la frase “menos palabras, más acciones”. Para las personas con este lenguaje como su dominante, las palabras están completamente vacías, así que un buen discurso será difícil que haga que les agrades. Son pequeños actos como abrir la puerta, ayudar a cargar las cosas, llevar un café a la oficina, cocinar para otro, etc.
Es una forma muy poderosa de comunicación. Lo peculiar de este lenguaje es que debemos saber exactamente en qué momentos usarlo y en cuáles no. Utilizándolo correctamente, es un excelente recurso de expresión.
Vía psicologiaymente.com
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